El fósil de un pez prehistórico arroja nueva luz sobre las dimensiones masivas de los animales marinos que dominaron los mares hace 66 millones de años.
Entre los lechos de fosfato de Oued Zem en Marruecos, hace millones de años varios animales perdieron la vida. A pesar del calor y las condiciones climáticas extremas que existen hoy en el sitio, los restos orgánicos de animales marinos antiguos se han conservado a la perfección.
El hallazgo reciente del fósil de un pez en particular, sin embargo, tomó por sorpresa a la comunidad científica: tenía el tamaño de un tiburón blanco.
Un animal gigantesco
Una vez que el bloque fue exhumado, los paleontólogos se dieron cuenta de que sólo tenían frente a sí un pulmón. El órgano se dató de hace 66 millones de años, bajo la suposición de que perteneció a un ejemplar antiguo de celacanto.
En la actualidad, este tipo de peces son considerados como fósiles vivientes, ya que se han mantenido casi sin mutaciones evolutivas a lo largo del tiempo. Sin embargo, nunca antes se había encontrado evidencia de las dimensiones tan masivas que pudieron haber alcanzado mientras dominaron los mares prehistóricos.
Según las estimaciones de los científicos, el animal pudo haber medido hasta 5 metros. Además del órgano fosilizado, se encontraron algunos otros huesos, que pertenecieron a animales del Cretácico, justo antes de que los dinosaurios se extinguieran.
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¿Dónde quedó el cuerpo?
A pesar de que el pulmón amplía el campo de estudio sobre las formas de vida prehistóricas en los mares de la Tierra, el equipo de científicos se sigue debatiendo qué pasó con el resto del cuerpo. La teoría que más fuerza ha cobrado desde el hallazgo es que alguno de los depredadores del Cretácico se lo pudo haber comido.
Como peces de natación lenta, es muy posible que no hubiera librado una batalla feroz contra algún plesiosaurio o los mosasaurio, que finalmente se lo comió completo. A pesar de su tamaño, pudo haber sido una presa fácil después de una mordida letal.
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