En la región cercana a la barrera de hielo Filchner-Ronne en la Antártida, un equipo del Instituto Alfred Wegener de Investigación Polar y Marina que estudiaba la relación química el fondo marino y la superficie del Mar de Weddell realizó un hallazgo inesperado:
A través de un sistema de cámaras remolque que transmiten imágenes en vivo de lo que acontece en el suelo marino a más de 420 metros de profundidad, el equipo recorrió un área de 45,600 metros cuadrados en el que pudieron observar una inmensa colonia de cría de Neopagetopsis ionah, una especie conocida popularmente como ‘pez de hielo’ por sus increíbles adaptaciones evolutivas para soportar las gélidas temperaturas antárticas.
Mientras recorrían el sitio a bordo del buque de investigación alemán Polarstern, los nidos se sucedían unos a otros, una imagen que se repitió durante las cuatro horas de observación.
En promedio, los nidos medían unos 75 centímetros de diámetro y era posible encontrar uno cada tres metros cuadrados. Y aunque el equipo recorrió 45,600 metros cuadrados en los que documentó 16,160 nidos de peces en fotografías y videos, un segundo cálculo basado tanto en el tamaño total de la colonia (240 kilómetros cuadrados) como en el conocimiento previo de que cada nido contiene entre 1,500 y 2,500 huevos, les permitió estimar que el enorme criadero contiene en total unos 60 millones de peces.
Tras combinar sus resultados con datos oceanográficos y biológicos, el equipo descubrió que el área de reproducción corresponde a aguas profundas y más cálidas desde el mar de Weddell hacia la plataforma superior. De ahí que el sitio sea un destino comúnmente visitado por decenas de focas de Weddell, que acuden en busca de alimento.
“A partir de su biomasa, esta enorme área de reproducción es un ecosistema extremadamente importante para el mar de Weddell y, según la investigación actual, es probable que sea la colonia de reproducción de peces contigua espacialmente más extensa descubierta en todo el mundo hasta la fecha”, explican los autores en un comunicado.
El descubrimiento reafirma la urgencia de crear áreas marinas protegidas en la Antártida y continuar la exploración de la vida debajo de la capa de hielo marino del Mar de Weddell, una zona donde además de pingüinos de Adelia, orcas, ballenas y la foca de Weddell, coexisten decenas de organismos adaptados a las bajas temperaturas en el fondo marino.
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