Hace 67 mil años, una especie de rata gigante de las nubes coexistió con los primeros homínidos, formando parte de su dieta diaria en Filipinas.
Al interior de una cueva en el bosque tropical de Filipinas, un equipo de paleontólogos encontró los restos casi intactos de un animal prehistórico del que no se tenía registro: ratas gigantes. A diferencia de lo que significan en la actualidad, es probable que estos roedores formaran parte fundamental de la dieta de los seres humanos.
Nueva evidencia de la extensa biodiversidad en Filipinas
De acuerdo con los paleontólogos a cargo del estudio, el aspecto sucio de las ratas urbanas contemporáneas tiene poco que ver con el que tenían las especies prehistóricas recientemente encontradas. Denominadas como «ratas gigantes de las nubes«, podrían haber sido suaves, de ojos redondos y poco ánimo de pelea.
Se sabe, a partir de los restos fósiles descubiertos, que estos mamíferos habitaron las copas de los árboles de los bosques brumosos, de ahí su nombre. Incluso desde entonces, cumplían el papel ecológico que desempeñan hoy las ardillas en Estados Unidos: controlar las especies de insectos que generan plagas.
A partir de los fósiles encontrados, los científicos se percataron de que existían tres especies diferentes de ratas gigantes. No sólo eso: todas coexistieron con los primeros seres humanos, según destaca Larry Heaney, curador de Mamíferos en el Museo Field de Chicago y autor del estudio:
«Nuestros estudios anteriores han demostrado que Filipinas tiene la mayor concentración de especies únicas de mamíferos de cualquier país, la mayoría de los cuales son animales pequeños, de menos de media libra, que viven en el bosque tropical», dijo en el Journal of Mammalogy que describe la nueva especie.
De acuerdo con Heaney, esta evidencia la amplia biodiversidad que ha existido desde hace milenios en Filipinas. Aunque ya se tenía registro de fósiles de otros mamíferos mayores en las islas, nunca antes se habían recopilado ejemplares más pequeños, como estas ratas.
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Un manjar tropical
Inicialmente, los científicos analizaron las formaciones de piedra caliza al interior de la cueva Callao, el sitio donde los restos fueron estudiados. Un par de años antes, otra investigación había descubierto en el mismo lugar una especie de humanos antiguos, conocidos como Homo luzonensis. Entre los dientes de estos homínidos, se encontraron pedazos de huesos que pertenecieron a las ratas gigantes de las nubes.
En este sitio paleontológico ya se habían encontrado algunos fósiles similares en la década de los 80, y desde entonces forman parte del Field Museum en Filipinas. Hoy, según Marian Reyes, zooarqueóloga del Museo Nacional de Filipinas, se sabe que no había un sólo tipo de rata gigante de las nubes. Había, al menos, tres diferentes.
La mayoría de los fósiles encontrados eran de dientes. Al comparar los restos con los de las ratas gigantes contemporáneas que habitan todavía la selva local, los investigadores se pudieron dar una idea cercana de cómo pudo haber sido este animal hace 67 mil años. De acuerdo con Heaney, «los más grandes habrían parecido casi una marmota con cola de ardilla«.
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