El dinosaurio Dolly, un cuello largo de entre 15 y 20 años, perdió la vida a causa de una infección de las vías respiratorias cuyas lesiones se conservan hasta hoy.
Hace 150 millones de años, un dinosaurio de cuello largo y cabeza pequeña de la familia de los diplodocus sufrió de una enfermedad en las vías respiratorias que le causó tos, fiebre y escurrimiento nasal. La infección avanzó a tal grado, que provocó la inflamación de los sacos aéreos conectados a sus pulmones, tal y como ocurre con las aves modernas cuando contraen alguna enfermedad respiratoria grave.
Y aunque con el paso de los años las huellas de aquella enfermedad desaparecieron a merced de la intemperie (tal y como ocurre con la mayoría de tejidos blandos), sus vértebras conservan hasta hoy algunas protuberancias óseas, una serie de lesiones que dan cuenta del primer caso de enfermedad respiratoria registrado en dinosaurios.
Dolly y una enfermedad hace 150 millones de años
Los restos fósiles del saurópodo fueron descubiertos en 1990 en lo que hoy es Montana, al norte de los Estados Unidos y trasladados al Museo de las Rocallosas, donde un primer análisis reveló que se trataba de un dinosaurio de entre 15 y 20 años de edad que en aquél momento fue llamado Dolly.
A partir de una tomografía computarizada, un nuevo análisis de las vértebras de Dolly publicado en Scientific Reports descubrió la primera evidencia de una enfermedad respiratoria en dinosaurios.
Aunque no existe rastro alguno del patógeno que provocó su muerte, el equipo asegura que Dolly experimentó síntomas similares a los provocados por los virus causantes de neumonía en humanos y aves; es decir, fluido nasal, fiebre, tos, dificultad para respirar y diarrea.
En busca de más pistas sobre el microorganismo que provocó la enfermedad que le costó la vida a Dolly, el equipo comparó la naturaleza de sus lesiones óseas con otras cicatrices que sufren algunas aves y otros reptiles modernos cuando atraviesan una enfermedad de las vías respiratorias.
Tras buscar entre distintas enfermedades provocadas por virus, bacterias y hongos, los autores centraron su atención en la aspergilosis, una infección fúngica provocada por un hongo del género Aspergillus que coexiste en la actualidad y cuyas esporas suelen estar presentes en el ambiente, concentrándose en el heno y otras hierbas.
Y aunque la mayoría de las personas entran en contacto frecuente con alguna especie de este moho, la aspergilosis es una enfermedad oportunista que únicamente se manifiesta en individuos inmunocomprometidos. No obstante, se trata de la infección respiratoria más frecuente en las aves modernas y puede ser letal si no se trata, además de que tiene la capacidad de infectar a algunos reptiles.
A partir de la evidencia anterior, los científicos del Museo de las Rocallosas consideran altamente probable que este hongo fuera el responsable de las lesiones óseas de Dolly y a la postre, su muerte prematura.
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