Seguramente millones de personas traen a su mente la imagen de un Tyrannosaurus rex, o T-Rex, cuando escuchan la palabra “dinosaurio”. No sería nada raro; el temible depredador es uno de los animales prehistóricos más citados en la cultura popular, tal vez porque nos sorprende que semejante ser haya habitado el mismo planeta que nosotros. Lo que sí causa cierto asombro es el hecho de que todavía hay más preguntas que respuestas sobre, probablemente, el dinosaurio más conocido. Una de ellas está relacionada con su origen. No obstante, los científicos han identificado a un pariente de la especie que podría ser pieza clave en el entendimiento de cómo surgió uno de los mayores carnívoros de todos los tiempos.
La historia de este descubrimiento se remonta a 1980, cuando el personal del Museo de Historia Natural y Ciencias de Nuevo México (Estados Unidos) encontró un cráneo fosilizado en la formación geológica McRae. Por la enorme similitud, el equipo pensó que se trataba de un vestigio del T-Rex. Ahora, en 2024, se sabe que era algo más.
Recientemente, se revelaron pruebas fósiles de aquel hallazgo hecho hace décadas. Y es que un grupo de científicos, que quería saber más detalles sobre el cráneo de ese animal, realizó un análisis con mayor detalle y vio que los dientes y la mandíbula eran más delgados que los de los fósiles del T-Rex. Aunado a ello, la pieza carece de la típica cresta del gigante. Los detalles de la nueva investigación ya fueron publicados en Scientific Reports.
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Los científicos involucrados concluyeron que estaban ante un animal diferente, uno que, incluso, es más antiguo que el T-Rex, pues la datación lo pone como un predecesor con entre 5 y 7 millones de años de ventaja. Sin embargo, es cierto que hay una estrecha relación entre ambos.
La nueva especie recibió el nombre de Tyrannosaurus mcraeensis, en razón del lugar donde fue encontrado. Por su cronología, ubicación y parentesco, los autores del estudio encuentran viable que el T-Rex se haya originado en el actual territorio de Norteamérica, antes de extenderse a otros lados.
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«La ciencia es un proceso. Con cada nuevo descubrimiento, nos obliga a volver atrás y probar y cuestionar lo que creíamos saber, y esa es la historia central de este proyecto», dijo, a CBS, Anthony Fiorillo, coautor del estudio y director ejecutivo del museo.
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