Las increíbles habilidades de caza de las orcas les permiten devorar ballenas azules de 25 metros de largo y 120 toneladas.
Las orcas (Orcinus orca) ostentan un lugar incontestable en la cadena trófica como el superdepredador marino por excelencia. A pesar de ser la especie más grande de la familia de los delfines (los machos pueden alcanzar hasta 6 toneladas de peso y 9 metros de longitud), son capaces de alcanzar una velocidad de 40 kilómetros por hora y sumergirse hasta 250 metros de profundidad.
No obstante, la mayor ventaja de las orcas sobre sus presas está en su habilidad única para cazar: organizadas en grupos habitualmente matriarcales, comparten sus técnicas de caza de generación en generación, una serie de estrategias cooperativas con un alto grado de sofisticación para conseguir alimento que varían según la presa y el grupo estudiado.
Algunas orcas residentes del Océano Austral se organizan para crear olas alrededor de témpanos de hielo donde yacen focas, mientras que otra parte de la manada espera su caída al mar. Otras arrean bancos de peces hasta formar una esfera cerca de la superficie que permite comer al resto del grupo y otras más utilizan una técnica llamada varamiento intencional, que consiste en lanzarse a la orilla del mar para cazar lobos marinos en la playa, mientras la mayoría de su cuerpo yace fuera del agua.
En el caso de los tiburones (incluso el gran blanco) y ballenas que las superan en tamaño, las orcas rodean a su presa en grupo y coordinan ataques que terminan por desgastar a sus presas; sin embargo, los biólogos aún se preguntaban si las orcas eran capaces de cazar y alimentarse de ballenas azules, el animal más grande del mundo.
No fue hasta marzo de 2019 cuando un avistamiento en la bahía de Bremer, al suroeste de Australia, reveló el enigma: una manada de orcas rodeó a una ballena azul y se alimentó de ella después de matarla. El evento (el primero jamás observado por humanos) se repitió un mes después, en abril de 2019, despejando cualquier duda.
En marzo de 2021, el equipo de biólogos observó una escena similar: un primer grupo de 12 orcas rodean a una ballena azul e interrumpen su marcha. Una vez que consiguen su objetivo y el mamífero gigante parece cansado, otro grupo de orcas se une al primero y comienzan a morder a su presa de 25 metros de largo y más de 120 toneladas. Acto seguido, la manada entera obliga a la ballena a sumergirse.
«Este es el mayor evento de depredación en este planeta: el mayor depredador posible acabando con la mayor presa», dice el coautor del estudio Robert Pitman, ecólogo marino del Instituto de Mamíferos Marinos de la Universidad Estatal de Oregón para National Geographic. «Ya no tenemos dinosaurios, así que para mí, como biólogo de ballenas y zoólogo, es algo increíble».
A pesar de que la ballena azul es considerada una especie en peligro de extinción debido a la caza intensiva que tuvo lugar a principios del siglo XX, esta conducta recién descubierta en las orcas podría ser una señal optimista:
Según los autores del estudio, es probable que incluso antes del descenso en la población de ballenas azules que inició hace un siglo, esta especie haya sido presa de las orcas durante milenios. Y aunque la cacería resulte nueva para nuestra especie, podría ser una prueba de que las orcas “regresan a un antiguo hábito cuando regresa una antigua fuente de alimento”.
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