El tiburón charretera rompe con todas las reglas para los depredadores marinos en Australia: aprende a caminar antes que a nadar.
Con apenas un metro de largo, el tiburón charretera anda tranquilamente sobre los arrecifes de coral australianos. A diferencia de otros primos suyos, con los que cohabita el ecosistema, la especie desarrolló pies y aletas a la vez. Por ello, según un estudio conducido recientemente por la Florida Atlantic University, el animal aprende a caminar antes de deslizarse entre las corrientes oceánicas.
También conocido por su nombre científico, Hemiscyllium ocellatum, fue catalogado como un tiburón béntico. Los investigadores se maravillaron al darse cuenta de que el tiburón charretera es capaz de caminar sobre los arrecifes, pero también fuera del agua. Para ello, escriben los autores en un comunicado, mueven «su cuerpo y empujando con sus aletas en forma de paleta«.
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Un tiburón trotamundos
El tiburón charretera se encuentra al sur de la Gran Arrecife de Coral de Australia. Además de su impresionante capacidad de caminar por debajo y por fuera del agua, los investigadores de la Florida Atlantic University descubrieron que es capaz de soportar condiciones ambientales extremas.
No sólo se adapta a las altas temperaturas de los océanos australianos —cada vez más elevadas, a causa de la crisis climática—, sino que aguanta largos periodos sin oxígeno:
«Sorprendentemente, este tiburón caminante es capaz de sobrevivir a la anoxia completa (sin oxígeno) durante dos horas sin efectos adversos y a una temperatura mucho más alta que la mayoría de los otros animales tolerantes a la hipoxia», explican los investigadores.
Y lo que es más: el tiburón charretera aprende a caminar antes que a nadar. Desde etapas muy tempranas de su desarrollo, usa sus aletas planas para impulsarse sobre los corales y la arena. Así, logran introducirse entre los corales para cazar gusanos, crustáceos y peces pequeños.
Sin embargo, los científicos aseguran que esta adaptabilidad tiene límites. Si bien es cierto que son versátiles en términos de cuánto oxígeno necesitan para vivir, las condiciones cambiantes de los arrecifes de coral en Australia amenazan su supervivencia. Todavía no existe evidencia que sustente que su fisionomía logrará soportar la devastación de su hábitat natural.
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