Antes de que los plesiosaurios dominaran los mares del Jurásico, los ictiosaurios, un grupo de reptiles marinos de hocico largo y aletas similares a las de un delfín, se expandieron por los océanos Pantalasa y Tetis entre 250 y 90 millones de años atrás.
En febrero de 2021, un equipo de conservación que realizaba trabajos de mantenimiento y drenaje en las lagunas artificiales de Rutland Water, 130 kilómetros al norte de Londres, encontró los restos de lo que parecía ser un enorme esqueleto que sobresalía del lodo por accidente.
Y aunque al principio creían que se trataba de un dinosaurio, las excavaciones posteriores revelaron que en realidad era un Temnodontosaurus trigonodon, una especie de ictiosaurio que habitó la zona hace 180 millones de años, cuando la región era más parecida a un océano poco profundo que al lago artificial de la actualidad.
Entre agosto y septiembre de 2021, un equipo multidisciplinario encabezado por el Dr. Dean Lomax (especialista en ictiosaurios) y el paleontólogo especializado en conservación Nigel Larkin, comenzaron los trabajos de excavación y revelaron que el individuo encontrado en Rutland Water vivió hace aproximadamente 180 millones de años, alcanzaba unos 10 metros de largo y el solo peso de su esqueleto (uno de los más complejos jamás hallados en el país) era de una tonelada.
Los ictiosaurios eran animales carnívoros perfectamente adaptados al ambiente marino, con capacidad de desplazarse a más de 40 kilómetros por hora en el agua y realizar inmersiones profundas; sin embargo, al igual que las ballenas y otros mamíferos modernos, poseían un par de pulmones que los obligaban a regresar a la superficie de vez en cuando para respirar.
En 1811, Mary Anning se convirtió en la primera persona en encontrar un esqueleto completo de ictiosaurio. Desde entonces, los paleontólogos han especulado con un sinfín de teorías sobre su origen y evolución. Hoy sabemos que los ictiosaurios procedían de reptiles terrestres y evolucionaron rápidamente, adaptándose al ambiente marino tal y como ocurrió con las ballenas millones de años después.
“Gran Bretaña es el lugar de nacimiento de los ictiosaurios: sus fósiles se han desenterrado aquí durante más de 200 años, y la primera científica se remonta a Mary Anning y sus descubrimientos a lo largo de la Costa Jurásica. A pesar de los muchos fósiles de ictiosaurios encontrados, es notable que el ictiosaurio de Rutland es el esqueleto más grande jamás encontrado en el Reino Unido. Es un descubrimiento verdaderamente sin precedentes y uno de los mayores hallazgos en la historia paleontológica británica”, explicó Lomax.
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