Sobrevivientes a cinco extinciones masivas en la Tierra, el fósil podría ayudar a revelar los secretos de los tardígrados.
Los tardígrados han ganado popularidad en los últimos años gracias a su habilidad para sobrevivir a las condiciones más inhóspitas, como temperaturas extremas, radiación del espacio y falta de agua por largos periodos.
Cuando el ambiente se torna hostil, estos extremófilos se enrollan y ponen en marcha un proceso conocido como criptobiosis, que les permite reducir al mínimo sus procesos metabólicos y mantener un estado de ‘hibernación avanzada’ que los hace casi indestructibles.
Y aunque estas habilidades les han permitido sobrevivir a cinco extinciones masivas y continuar su legado durante los últimos 500 millones de años, el camino evolutivo que han recorrido desde entonces y las características de los tardígrados antiguos siguen siendo un misterio.
Sin embargo, una investigación conjunta entre la Universidad de Harvard y el Instituto de Tecnología de Nueva Jersey descubrió un fósil de tardígrado de hace 16 millones de años en ámbar de la República Dominicana.
Debido a que los tardígrados carecen de minerales que sobrevivan al paso del tiempo y a su tamaño microscópico, encontrar un fósil es una tarea casi imposible. Este ejemplar es el tercero encontrado en la historia (el primero que data del Cenozoico) y el mejor conservado hasta el momento.
Con 559 micrómetros de largo (es decir, un poco más de medio milímetro), analizar el tardígrado resultó un reto sin precedentes para los científicos. “A primera vista, el fósil lucía muy parecido a los tardígrados modernos”, explica Marc. A. Mapalo, autor principal del estudio en un comunicado.
Después de un conjunto de observaciones a partir de microscopía láser, el equipo pudo encontrar diferencias notables entre las garras y el intestino del fósil respecto a las más de 1,300 especies de tardígrados que hoy habitan en la Tierra.
El estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B llamó al tardígrado Paradoryphoribius chronocaribbeus como parte de un nuevo género, considerado un pariente cercano de Isohypsibioidea, la familia más grande de tardígrados en la actualidad.
«Por primera vez hemos visto la anatomía interna de un fósil de tardígrado y hallado características en este espécimen que no habíamos visto en los organismos vivos actuales. Esto no sólo nos permitirá colocar este tardígrado en un nuevo género, también explorar los cambios evolutivos que han experimentado durante millones de años».
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