Con tentáculos eran casi simétricos e hileras de dientes poderosos, Ophiojura rondó los mares hace 180 millones de años.
A primera vista, parece un híbrido entre una estrella de mar y un pulpo. Vuelta a ver, se asemeja a algún tipo de celenterado: podría ser el primo lejano de las medusas, que evolutivamente desarrolló dientes y tentáculos poderosos. Sin embargo, Ophiojura no es nada de eso. Además de habitar entre las sombras de los océanos profundos, compartió el mundo con los dinosaurios, hace unos 180 millones de años.
Ophiojura: un animal de las sombras
En 2011, Ophiojura fue localizada por primera vez por un equipo de científicos del Museo de Historia Natural de Francia. Liderados por Tim O’Hara, experto en invertebrados marinos, emprendieron un viaje sobre las cimas de algunos montes submarinos al suroeste del Océano Pacífico. Fue entonces, a unos 500 metros de profundidad, que avistaron un espécimen extraño —sin vida.
Lo transportaron a un laboratorio y se dieron cuenta de que era realmente frágil. No sólo eso: sus tentáculos eran casi perfectamente simétricos, como si se tratara de un pariente ancestral —y tal vez más agresivo— de las estrellas de mar contemporáneas. O’Hara y su equipo no estaban lejos de descubrir la verdad. Ophiojura, con sus múltiples brazos serpentinos, vivió entre los dinosaurios.
Bajo el microscopio, los científicos se dieron cuenta de que este animal de aguas profundas tenía hileras de anzuelos y púas, además de dientes afilados en todas sus mandíbulas. Además, contaban con brazos poderosos de 10 centímetros de largo. Según el experto, este conjunto le pudo haber servido para dejar a sus presas sin escapatoria.
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¿Otro ‘fósil viviente’?
Nunca antes en la historia se había descrito a una especie similar. Por esta razón, Ophiojura causó conmoción al posicionarse como «la última especie conocida de un linaje antiguo, como el celacanto o el tuátara», según describe O’Hara en su artículo para The Conversation. De acuerdo con la datación del estudio, pudo haber vivido durante el periodo Triásico o Jurásico temprano, hace unos 180 millones de años.
En ese entonces, los dinosaurios apenas empezaban a poblar el planeta. El camino evolutivo de esta estrella de mar milenaria continuó, hasta dejarla detrás por completo. Sin embargo, los restos fósiles encontrados dan pistas sobre qué pudo haber habitado también sobre las rocas jurásicas al norte de Francia, donde se estima su origen más antiguo.
Así como pasa con los celacantos, se ha acostumbrado a nombrar a las especies como Ophiojura como «fósiles vivientes». Sin embargo, este término no es del todo correcto. Aunque estos organismos se conservan casi idénticos genéticamente, siempre presentan cambios sutiles a nivel genético —especialmente si han estado presentes en la Tierra durante millones de años. Por esta razón, O’Hara prefiere catalogarlos como paleoendémicos.
Generalmente, este tipo de hallazgos son frecuentes cerca de volcanes sumergidos, que nacieron hace millones de años también. Estos espacios son ricos en evidencia paleontológica, particularmente entre los 200 y 1,000 metros debajo de la superficie. Ophiojura podría ser una de tantas «reliquias» primigenias que todavía habitan los ecosistemas submarinos en la actualidad.
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