Los perros, al igual que las personas, tienen estados de ánimo y rasgos distintivos en su personalidad. De hecho, un nuevo estudio de la Universidad Estatal de Michigan, publicado en la revista especializada Journal of Research in Personality, revela que la personalidad de un perro probablemente también cambia con el paso de los años.
«Cuando los humanos pasan por grandes cambios en la vida, sus rasgos de personalidad pueden cambiar. Sin embargo, descubrimos también que esto ocurre con los perros, y en un grado sorprendentemente grande», declara William Chopik, profesor de psicología y autor principal del estudio.
«Esperábamos que las personalidades de los perros fueran bastante estables, porque no están sometidos a los enormes cambios en el estilo de vida a los que a veces nos vemos expuestos los seres humanos. Pero en realidad cambian mucho” agregó.
En este estudio se descubrieron similitudes en personalidades con sus dueños y el momento óptimo para entrenarlos.
Para la elaboración del estudio, los expertos analizaron el comportamiento de 1,681 perros de 50 razas diferentes y de edades comprendidas entre 0 y 15 años. Esta ha sido una de las investigaciones más extensas sobre la personalidad de los perros.
Cada propietario debió evaluar la personalidad de su perro y responder varias preguntas sobre su historial de comportamiento. Pero no solo eso, los dueños también respondieron una encuesta sobre sus propias personalidades.
Así, por ejemplo, los propietarios más extrovertidos respondieron que sus perros eran muy activos y alegres, mientras que los dueños más introvertidos y reservados afirmaron que sus canes eran más temerosos, más calmados y se mostraban menos receptivos a la hora de obedecer órdenes.
Asimismo, descubrieron que las personalidades de los perros pueden predecir factores como la cercanía que sienten respecto a sus dueños, la propensión a morder o incluso la tendencia a sufrir enfermedades crónicas.
La mejor edad para enseñar a un perro a obedecer es a los seis años, cuando supera su etapa de cachorro excitable, pero antes de que se establezca demasiado en su etapa adulta. Por otro lado, los perros más viejos son mucho más difíciles de entrenar.
«La exposición a las clases de obediencia se asoció con rasgos de personalidad más positivos a lo largo de la vida del perro», añade Chopik.
“Supongamos que adoptas a un perro de un refugio. Es probable que algunos de sus rasgos estén ligados a la biología y sea difícil cambiarlos. Pero al cambiar su entorno por otro en el que es amado, sale a pasear y hace cosas divertidas. El perro comenzará a sentirse más relajado y mostrará otros rasgos de personalidad como la tranquilidad y la sociabilidad”, apunta.
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