«El Viejo» es un anfibio tímido. A pesar de tener una pecera entera para sí mismo, decide esconderse debajo de las hojas que fueron instaladas artificialmente para él. En lugar de disfrutar del calor de las luces del sótano del Zoológico Nacional Smithsoniano, en Washington D.C., prefiere las sombras. Nadie se imaginaría que él, junto con otras 40 ranas doradas panameñas, podría salvar a su especie entera de desaparecer.
A pesar de su carácter cohibido, «el Viejo» tiene una importancia capital y categórica para la supervivencia de su especie. Aunque técnicamente es un sapo (Atelopus zeteki), pertenece a una extraña especie de ranas doradas oriundas de la zona centro-oriente de Panamá. Los padres de este ejemplar fueron capturados en los bosques de niebla Del Valle de Antón en 2003, después de que los números de individuos en libertad vieron una merma dramática.
Sobre la superficie de la piel, estos anfibios concentran toxinas suficientes para matar a más de mil ratones. Prefieren vivir en completa oscuridad para protegerse de sus depredadores naturales, ya que su tamaño y taxonomía no les permite moverse muy lejos para escapar.
Las ranas doradas son un animal endémico de Panamá. Son tan célebres en todo el país que hay días festivos dedicadas a ellas, así como iconografía nacional en su honor. A pesar de esto, la devastación de los bosques húmedos al interior del territorio han terminado con las poblaciones de estos animales.
Te sugerimos: Descubren nuevas especies y otras que se creían extintas en un bosque de niebla en Bolivia
El problema de devastación del hábitat natural de las ranas doradas —así como de una amplia gama de más especies en Panamá— data de la década de los 90. Además de la destrucción del ecosistema, una plaga de un hongo quítrido terminó repentinamente con miles de ejemplares de anfibios.
La infección alcanzó dimensiones pandémicas. La letalidad fue tal, que el Zoológico de Maryland en Baltimore trabajó con especialistas panameños para diseñar una estrategia que pudiera contrarrestar la pérdida masiva de la especie. Finalmente, 40 ranas sanas pudieron ser extraídas con éxito. Entre ellas, estaba «el Viejo».
Hoy en día, este grupo de ranas doradas representan la única esperanza que tiene la especie. Desde su cautiverio en Panamá, la institución planea monitorear muy de cerca los ciclos reproductivos de las hembras, para poder garantizar que generaciones nuevas de esta especie se puedan gestar tan pronto como sea posible.
Aunque el programa de cría en cautiverio es costoso y tiene muchos riesgos, según el líder de conservación de anfibios del Instituto Smithsoniano de Biología de la Conservación, Brian Gratwicke, éste esfuerzo «[…] es un ejemplo de una especie en la que hemos podido mitigar la extinción. […] todavía tenemos que trabajar para encontrar una manera de reconstruir poblaciones silvestres sostenibles«.
Sigue leyendo:
Estos son los 5 animales más venenosos del mundo
8 de los animales más extraños del mundo que solo puedes encontrar Latinoamérica
Haciendo varias simulaciones de escenarios posibles, la NASA llegó a la respuesta más firme sobre cómo Marte obtuvo sus lunas.…
Con apoyo de una agencia especializada, te decimos por qué el mar es azul, aun cuando el agua no deja…
Delle, un delfín que vive solo en el Mar Báltico, parece hablar consigo mismo, probablemente para sentirse acompañado. Los delfines…
Aquí va una buena razón para visitar París este diciembre: Notre Dame volverá a abrir sus puertas después de cinco…
La misión Solar Orbiter, dirigida por la ESA, presenta nueva imágenes en alta resolución de lo que ocurre en el…
La imagen del rey Salomón apuñalando al diablo fue grabada en una rara insignia hace 1,600 años. Investigadores hallaron el…