Entre los bosques de bambú de China, el panda gigante se mueve con pesadez. Como consecuencia de la urbanización y la actividad industrial, su hábitat natural ha sido destruido en todo Asia. Tomando en cuenta sus dimensiones y capacidad de adaptación mínima, las probabilidades de que la especie se recuperara eran verdaderamente escasas. Sin embargo, a partir de los esfuerzos de conservación llevados a cabo en el país, la especie finalmente logró salir de la Lista Roja de Especies Amenazadas, que administra la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Después de décadas de ser catalogado como una especie en peligro de extinción, los pandas han logrado recuperar un 17 % de su población total en China. Tras un periodo de caza desmedida en la década de los 80, las tasas de mortalidad no auguraban un buen futuro para la especie. Diez años más tarde, ya habían sido catalogados como en peligro de extinción a causa de la tala indiscriminada de bambú y los cazadores furtivos.
El siglo XXI, sin embargo, representó un cambio de panorama para el panda gigante. Hoy la población en libertad se eleva hasta 1,800 ejemplares. Esta cifra les permite entrar a la clasificación de ‘especie vulnerable’ que, aunque no es lo deseable en términos de conservación, denota un largo camino recorrido de obstáculos superados.
Cui Shuhong, director del Departamento de Protección Ecológica Natural del Ministerio de Ecología y Medio Ambiente, destacó el hecho de que China ha dedicado al menos 50 años a intentar restablecer a estos animales en las cadenas montañosas del país. Con este nuevo nombramiento, parece ser que los esfuerzos han sido más que fructíferos.
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A pesar de que la UICN los eliminó de la lista en peligro de extinción en 2016, las autoridades chinas no tomaron esta decisión como válida. Por el contrario, sólo hasta ahora es que se logró establecer un sistema de reservas naturales lo suficientemente robusto para que el panda gigante pueda llevar una vida saludable y en libertad:
«China ha establecido un sistema de reservas naturales relativamente completo», explicó Cui en una conferencia de prensa. «Grandes áreas de ecosistemas naturales han sido protegidas de manera sistemática y completa, y los hábitats de la vida silvestre se han mejorado de manera efectiva».
De manera paralela, el experto apuntó que algunas otras especies menos conocidas están viéndose beneficiadas por estos espacios verdes. Con las áreas naturales protegidas aseguradas por el Estado, los tigres siberianos, elefantes asiáticos y los leopardos de Amur también se están recuperando poco a poco.
A pesar de que la especie es muy difícil de concebir y de criar, los veterinarios y ambientalistas chinos han conseguido generar medidas para las hembras se embaracen y den a luz. No sólo eso: que lo hagan de manera segura, sin cazadores furtivos que frustren los intentos de conservación. Hoy, el país cuenta con 27 mil kilómetros cuadrados destinados a la protección del panda gigante —un área 3 veces más grande que la totalidad del Parque Nacional Yellowstone.
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