A pesar de tener varias hileras de colmillos, con hasta 17 centímetros de alto, el mítico megalodón sucumbió ante la presión del tiburón blanco. Ésta es la razón.
En la naturaleza, explicó Darwin, no es el más grande quien trasciende los obstáculos evolutivos. Ni siquiera el más fuerte. A pesar de tener varias hileras de colmillos, con hasta 17 centímetros de alto, el mítico megalodón sucumbió ante la presión del tiburón blanco. Aunque los últimos eran significativamente más pequeños en tamaño, según un estudio publicado en Nature Communications, parece ser que se acabaron la comida de los más grandes.
Hace unos 3 millones de años, el Carcharocles megalodon llegó a medir hasta 20 metros de largo. Con estas dimensiones, se asumía que no tenía rivales en el entorno natural del Plioceno. Por lo cual, se pensaba que dominaba los mares con un coletazo. Sin embargo, los científicos de Universidad de California aseguran exactamente lo contrario.
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A más competidores, menos comida
Algunos científicos piensan que el megalodón se extinguió por los cambios en las temperaturas del mar. De pieles sensibles, no lograron adaptarse al enfriamiento de los océanos. El equipo de X sugiere que, más bien, se quedaron sin comida —porque alguien más se la llevó.
Si se le compara con el megalodón, el tiburón blanco podría parecer despreciable en tamaño. Con apenas 6 metros, no representa ni la mitad de las dimensiones de su primo prehistórico. Sin embargo, según los restos de zinc que se encontraron en dientes fosilizados de la especie, parece ser que estos peces se acabaron el festín antes de que el megalodón pudiera unirse a la fiesta.
Al respecto, Robert W. Boessenecker, del Museo de Paleontología de la Universidad de California, explica lo siguiente:
“Los primeros tiburones blancos evolucionaron en el océano Pacífico a partir de un ancestro con dientes no serrados. Pero la evolución de las dentaduras alrededor de los 6-7 millones de años nos dice que comenzó a alimentarse de mamíferos marinos de sangre caliente por primera vez (las dentaduras son una adaptación para cortar la grasa)”, dice el especialista.
La teoría de que el megalodón sucumbió ante la competencia marina en la Prehistoria no es nueva. Sin embargo, Boessenecker y su equipo consideran que éste fue uno de los factores determinantes en la extinción de la especie. Especialmente, porque los tiburones blancos empezaron a alimentarse de los mismos animales que, durante milenios, fueron víctimas del mítico depredador prehistórico.
Naturalmente, los cambios en el medio ambiente no promovieron su persistencia. A más competencia —y menos condiciones adecuadas—, la alimentación del megalodón se vio significativamente mermada. Después de milenios de reinado, finalmente abdicó en favor de un nuevo depredador: el tiburón blanco, que se mantiene hasta la actualidad como uno de los más feroces en los mares del planeta.
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