En busca de un lugar tranquilo para dar a luz, una tortuga embarazada murió cubierta de cenizas en Pompeya, tras la erupción del Vesubio.
Hace poco menos de 2,000 años, una serie de terremotos sacudieron Pompeya. No era la primera vez que los movimientos telúricos movían las entrañas de la ciudad. Por el contrario, los habitantes ya sospechaban que, por debajo de la tierra, el Vesubio les estaría mandando señales de alarma. En ese contexto de tensión, una tortuga embarazada buscaba refugio para dar a luz.
Algunos de los habitantes de la ciudad ya habían escapado. Los pocos que lograron salir, dejaron sus casas abiertas. Tal vez, la tortuga embarazada encontró alguna de ellas abierta, y decidió que sería buen lugar para poner sus huevos. Sin embargo, la erupción del Vesubio la encontró a medio trabajo de parto.
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Una manta de cenizas y material incandescente
La tortuga embarazada no logró dar a luz. Por el contrario, todo su cuerpo quedó recubierto de una manta de cenizas y material incandescente. Muy pronto, por el impacto de la lava del Vesubio, su cuerpo quedó completamente convertido en fósil.
Durante poco menos de 2 mil años, sus restos quedaron sepultados al interior de la casa abandonada que escogió como refugio. Pompeya y 5 mil de sus habitantes quedaron completamente calcinados bajo la fuerza del volcán. El mismo destino encontró a la tortuga en trabajo de parto, según un estudio del sitio de Pompeya, la ‘Orientale’ University of Naples y la Freie Universität Berlin, de Alemania.
«Los restos de una tortuga, con un huevo frágil dentro de su caparazón, han sido descubiertos en una tienda en Via dell’Abbondanza; testimonio de un rico ecosistema en Pompeya, compuesto de huellas naturales y no solo antrópicas, y valiosa evidencia arqueológica de la fase final de la vida de la ciudad, que siguió al violento terremoto del 62 d. C. y precedió a la fatídica erupción del 79 d. C.», explican los investigadores en un comunicado.
El descubrimiento se realizó en el contexto de la campaña de investigación y excavación en los Baños de Stabian, realizada en conjunto por las tres instituciones. El Parque Arqueológico de Pompeya asegura haber encontrado mosaicos ‘elegantes’ y murales nunca antes vistos en el sitio, debido a que había una tienda cerca de estos baños romanos.
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La búsqueda (infructuosa) de un lugar tranquilo
Según los investigadores que trabajaron en el sitio, las tortugas tienen una característica particular. Se le conoce como «distocia»: la incapacidad de dar a luz a menos de que encuentren un lugar cómodo para poder poner sus huevos. Lo más probable es que este ejemplar haya buscado un espacio tranquilo para dar a luz y, tristemente, no lo haya encontrado.
En algunos casos, cuando las tortugas no encuentran un espacio propicio, prefieren retener sus huevos dentro de sí. Cuando esto sucede, generalmente mueren «en lugar de poner huevos donde el ambiente no es agradable», escriben los autores en el comunicado.
Los arqueólogos se dieron cuenta de la tortuga al excavar la antigua tienda romana. Como sus restos estaban completamente cubiertos por ceniza, inicialmente nadie se percató de su presencia. Al retirar la basura y el polvo, encontraron el caparazón con huevos casi intactos al interior.
Aunque es probable que la tortuga haya ingresado por su cuenta a la casa abandonada, los arqueólogos no descartan la posibilidad de que hubiera sido un animal de compañía. Consideran que este escenario es posible, ya que se han encontrado otros ejemplares similares en casas de abolengo de la ciudad. Nunca antes, sin embargo, se habían encontrado los restos de una tortuga embarazada.
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