Los más de 80 hipopótamos sueltos en Colombia son una especie invasora y el gobierno ha comenzado a tomar cartas en el asunto.
El hábitat natural de los hipopótamos se limita al sur del Sahara, en el continente africano. Conocidos por su ferocidad, se trata del tercer animal terrestre más grande y uno de los más territoriales; sin embargo, un grupo de entre 80 y 120 ejemplares crece sin control al otro lado del Atlántico:
Se trata de los hipopótamos de Pablo Escobar, el narcotraficante colombiano que montó un zoológico de especies exóticas en la Hacienda Nápoles, hoy un parque temático ubicada a 180 kilómetros al este de Medellín.
En 1891, un macho y tres hembras se convirtieron en los primeros cuatro hipopótamos que llegaron a Colombia. Una década después, el abandono de la Hacienda tras la caída del capo y la ausencia de depredadores provocó que la población de hipopótamos creciera sin control, convirtiéndose en una amenaza para las especies nativas y el ecosistema.
A inicios de 2021, un estudio determinó que la única forma de mitigar el impacto ambiental de los hipopótamos es sacrificarlos. De lo contrario –estimaron los científicos–, su población continuará aumentando descontroladamente de modo que en los próximos 15 años, Colombia podría ostentar más de 1,400 ejemplares.
La propuesta alimentó un debate sobre qué hacer con la especie invasora, provocando polémica entre científicos, conservacionistas, la opinión del gobierno y el gran público. Ocho meses después, la CORNARE (Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare) comenzó con un programa piloto de esterilización con el fin de disminuir el impacto de los hipopótamos en Colombia.
De los 80 hipopótamos de los que tienen registro las autoridades medioambientales, 24 fueron esterilizados vía química a partir de una vacuna, considerada un procedimiento más práctico que una intervención quirúrgica.
La primera prueba piloto de inmunocastración fue realizada con el medicamento GonaCon, un fármaco desarrollado en los Estados Unidos cuyo mecanismo de acción consiste en crear anticuerpos contra la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH), la responsable de producir testosterona en los machos y la maduración del óvulo en las hembras, de modo que el sistema inmune inhibe sus funciones, derivando en infertilidad.
La CORNARE explicó que a lo largo de una década, el equipo ha buscado alternativas para frenar el crecimiento poblacional y la propagación de la manada más grande de hipopótamos fuera de África.
Según David Echeverri López, Coordinador del Grupo Bosques y Biodiversidad de CORNARE, los hipopótamos no sólo están provocando el desplazamiento de la fauna local y la modificación de los ecosistemas. Además, “al estar ocupando espacios en los que los pescadores desarrollan su actividad productiva, pueden presentarse ataques. Así mismo, al no tener control, depredadores o encierro, el crecimiento de la población está descontrolado”.
Si bien la esterilización no resolverá en definitiva el problema, las autoridades esperan que sea parte de la solución. A diferencia de la intervención quirúrgica, la esterilización química es un procedimiento más barato y menos invasivo, probado en ciervos y caballos salvajes en los Estados Unidos.
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