Hace 27 mil años, los seres humanos del Paleolítico profanaron el refugio natural de los camellos gigantes en Mongolia y los cazaron hasta la extinción.
Hace 27 mil años, los camellos gigantes tenían un refugio natural en Mongolia. Entre las dunas de la actual Asia Oriental, la especie tenía los recursos suficientes para subsistir por su cuenta. Sin embargo, al terminar la segunda glaciación, el panorama cambió radicalmente. Aunque, efectivamente, su hábitat natural en Mongolia estaba diseñado para que prosperaran por milenios, la intervención humana orilló a los camellos gigantes a la extinción.
De acuerdo con un estudio reciente publicado en Frontiers in Earth Science, el contacto con los cazadores antiguos fue un factor determinante para que los Camelus Knoblochi —como se les conoce, según su nombre científico— terminaran su paso por la Tierra. Si bien es cierto que la crisis climática influyó en su entorno, la especie no estaba acostumbrada a defenderse de depredadores humanos.
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El fin de un refugio prehistórico en Mongolia
La extinción de los camellos gigantes llegó de súbito. Después de milenios de habitar la actual Mongolia en un refugio natural, se enfrentaron a dos amenazas mortales: las pandillas de cazadores antiguos y la crisis climática. Así lo explica John W. Olsen, profesor emérito en la Escuela de Antropología de la Universidad de Arizona, Tucson:
«Aquí mostramos que el camello extinto, Camelus Knolochi, persistió en Mongolia hasta que los cambios climáticos y ambientales lo empujaron a la extinción hace unos 27 mil años», detalla el especialista en un comunicado.
Aunque en algunas partes del mundo los camélidos ayudaron a los seres humanos a expandirse, en ciertas otras les sirvieron como alimento y fuente de vestimenta. Durante el paleolítico, escriben los autores en el estudio, sus cuerpos fueron utilizados por los «recursos orgánicos […], incluidos estiércol, carne, leche, cuero, lana y huesos«.
Antiguamente, estos camellos podían medir hasta 3 metros de alto, y pesar alrededor de una tonelada. Dada la demanda creciente de estos elementos, los cazadores prehistóricos orillaron a la extinción a los camellos gigantes. Aunado al cambio climático que sucedió en la época, el refugio prehistórico de la especie desapareció.
¿Ya no hay camellos en Mongolia?
Paradójicamente, Asia Oriental sigue rebosando en camélidos. Si bien es cierto que los camellos gigantes fueron orillados a la extinción durante el Paleolítico, especies más pequeñas todavía coexisten con los seres humanos de la actualidad. Específicamente, en el desierto del Gobi del lado mongol, que colinda con la frontera China.
Los camellos gigantes, sin embargo, no fueron los únicos que recibieron el impacto de las poblaciones humanas. En las faldas de las montañas de Gobi Altai, en el desierto de Mongolia, se encontraron restos de otros animales que los cazadores antiguos utilizaron para su propio beneficio. Entre ellos, figuran «lobos, hienas de las cavernas, rinocerontes, caballos, burros salvajes, cabras montesas, ovejas salvajes y gacelas», según registraron los investigadores.
A partir de los restos de estas especies, los autores determinaron que la extinción de los camellos gigantes se debió a que no pudieron soportar la transición a una nueva época. Con condiciones climáticas cada vez más calurosas, la especie prehistórica no consiguió adaptarse al desierto cada vez más grande en la región. El hecho de que los humanos antiguos los asecharan, naturalmente, no les ayudó en lo absoluto.
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