A estos animales se les conoces como “fósiles vivientes” porque mantienen enormes similitudes con sus ancestros de hace varios millones de años.
Si hablamos de cambios, en primer lugar, debemos poner a nuestro planeta. Pero, más allá de sus transformaciones geológicas, este mundo ha visto pasar formas de vida que, para nosotros, son verdaderos enigmas de la biología. Entonces, en un ejercicio de imaginación, podríamos recrear parcialmente la Tierra de hace 150 millones de años, con parte de lo que ahora conocemos. Sin dudarlo, aseguraríamos que el escenario sería muy diferente de lo que vemos en nuestros paisajes contemporáneos. No obstante, ¿qué pasaría si te dijéramos que es posible encontrar una cara conocida en ese mundo que se figuraría casi ajeno? Sí, nos referimos a los gars, los “fósiles vivientes”.
Gars, enigmas de la evolución
Los gars (Lepisosteiformes) conforman un grupo de peces con dientes. Estos animales han permanecido relativamente inalterados a lo largo de un periodo contado en millones de años. En la actualidad hay siete especies consideradas dentro del grupo, y todas ellas guardan enormes similitudes con los fósiles de sus ancestros.
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Para dar una idea lo mínimo de su evolución, un estudio reciente demostró que los gars tienen una media de solo 0,00009 mutaciones por millón de años en cada exón.
De acuerdo con Britannica, el miembro más antiguo del grupo es Nhanulepisosteus mexicanus, el cual se conoce por fósiles que datan de hace aproximadamente 157 millones de años.
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A los gars no solo se les considera fósiles vivientes por su enorme similitud con sus antiguos parientes. Sucede que, por lo mismo, parte de sus características son totalmente primitivas. Por ejemplo, tienen un sistema esquelético que contiene gran cantidad de cartílago en lugar de hueso, sus vértebras son opistocéfalas (anteriores convexas, posteriores cóncavas), una característica propia de los reptiles.
Los científicos creen que seguir estudiando a estos peces podría ser una luz de esperanza para tratar varios problemas degenerativos de la salud humana. El tiempo, el mejor amigo de los gars, será el que haga ver si hay razón, o no, en esas hipótesis.
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