Aunque la evidencia demuestra un riesgo mínimo, las autoridades llamaron a los dueños de hámsters a entregar sus mascotas a las autoridades.
Hong Kong se prepara para sacrificar a miles de hámsters, conejos, chinchillas y otros pequeños animales de compañía con el objetivo de mantener la férrea política china de “cero covid”.
La decisión gubernamental llega después de que a mediados de enero, un empleado y un cliente de una tienda de mascotas tuvieron contacto con hámsters y resultaron positivos a COVID-19; y a pesar de que en la actualidad no existe evidencia de que los animales de compañía tengan un papel importante en la propagación del SARS-CoV-2 a humanos.
Un análisis posterior de la prueba del empleado de la tienda de mascotas confirmó que estaba contagiado con delta, una variante de baja circulación en Hong Kong, donde los casos diarios no han superado los 40 positivos diarios desde marzo de 2021.
El gobierno local hizo un llamado a las personas que compraron un hámster después del 22 de diciembre de 2021 para entregarlo a las autoridades, todo con el fin de “resguardar la salud pública”.
La hipótesis oficial es que los hámsters fueron importados desde los Países Bajos (donde adquirieron el virus) y por lo tanto, es necesario sacrificarlos para evitar correr riesgos de transmisión a humanos.
Tras realizar pruebas a un grupo de hámsters de la tienda, las autoridades de salud confirmaron que once roedores resultaron positivos a COVID-19, suficiente para decretar el cierre de distintos comercios en Causeway Bay, así como de todas las tiendas de mascotas en la ciudad y la prohibición de importar mamíferos pequeños.
Desde el inicio de la pandemia, una de las preguntas clave para evitar más contagios radicó en saber si los animales de compañía eran capaces de enfermar de COVID-19 y transmitirlo a humanos.
Y aunque distintos casos alrededor del mundo confirmaron que perros, gatos y conejos pueden resultar positivos a COVID-19 a partir de un estrecho contacto con personas contagiadas, la mayoría no desarrollan enfermedad alguna y hasta hoy, tanto la OMS como los CDC aseguran que «no existe evidencia de que los animales tengan un papel importante en la propagación del SARS-CoV-2 a las personas”.
La decisión provocó indignación en Hong Kong, especialmente entre las personas que se resisten a entregar a sus mascotas en el Centro de Gestión de Animales, donde se observan largas filas desde el 18 de enero.
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