Foto: Getty Images
En el siglo XIX, las ardillas grises fueron introducidas al Reino Unido. Traídas desde Estados Unidos, esta especie adoptó las condiciones climáticas inglesas con naturalidad. Muy pronto, aprendió del entorno y hoy forma parte de la fauna de escenarios rurales y urbanos por igual — hasta extremos poco adecuados.
Estos roedores han preocupado a ambientalistas y biólogos por igual tras convertirse en una plaga nociva para flora y fauna local. Por esta razón, las autoridades británicas han apoyado un proyecto para esterilizar masivamente a las poblaciones de ardillas grises en el país.
Recientemente, el ministro de Medio Ambiente, Lord Goldsmith, señaló que el daño que las ardillas invasoras están causando a los bosques ingleses está teniendo consecuencias negativas para el medio ambiente. Según el funcionario, este impacto está alcanzando incluso a la economía, pues tiene un costo de aproximadamente mil 800 millones de libras anuales.
Además de comprometer el bienestar de otras especies animales, Goldsmith enfatizó que las ardillas están frenando, sin quererlo, los esfuerzos que está haciendo el Estado por detener el cambio climático con la plantación de miles de hectáreas de bosques nuevos. Sin embargo, los ingleses diseñaron una solución poco convencional.
El plan es sencillo: se trata de atraer a las ardillas a cajas llenas de crema de avellana, enriquecidas con un anticonceptivo oral. De esta manera, una a una, caerán presas de las trampas esterilizadoras, sin necesidad de atentar contra la vida de estos animales.
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El Estado británico no está solo en los esfuerzos de esterilización masiva. Una de las organizaciones más importantes de conservación y silvicultura del país, UK Squirrel Accord (UKSA), también persigue el mismo objetivo desde hace tres años. En total, se estima que sólo en el Reino Unido habitan 3 millones de ardillas en libertad.
A propósito de la implementación, Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (Defra) dijo a BBC News lo siguiente:
«Esperamos que los avances científicos puedan ayudar a nuestra naturaleza a prosperar de forma segura, incluso mediante el control humano de las especies invasoras».
Se sabe, además, que las ardillas rojas son más proclives a detectar el peligro que las grises. Por esto, la diligencia con la que se coloquen las trampas esterilizadoras será la clave del éxito de este programa. En últimas, las autoridades están intentando proteger la corteza de los árboles —particularmente de robles ancianos—, que estos roedores arrancan para construir sus nidos.
Si se esteriliza a las ardillas hembras, el número de ejemplares se reducirá significativamente. De esta forma, según argumentó Goldsmith, la biodiversidad nativa no estará amenazada por esta especie invasora. En total, se espera que el número se reduzca hasta en un 90 % y el plan ya está aprobado por la Reina Isabel II.
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