Después de dedicar su vida a encontrar bombas que quedaron sembradas en Camboya, la rata de Gambia conocida como Magawa deja su puesto.
Llegó la hora. Después de cinco años de servicio a su nación, Magawa debe de despedirse de su vida laboral. Aunque su cuerpo sigue fuerte —su olfato está en punto; sus garras, dispuestas para caminar— es momento de descansar. Es la decisión más responsable, de acuerdo con sus entrenadores: finalmente, ya salvó miles de vidas olfateando minas terrestres todavía sin detonar en Camboya. Hoy, ha llegado la hora de retirarse.
Magawa: un roedor virtuoso
Sólo el año pasado, Magawa fue condecorada con «un importante premio civil de caridad británico por valentía animal, un reconocimiento que estaba reservado exclusivamente para perros», de acuerdo con The San Diego Union Tribune. Este reconocimiento solo se le otorga a héroes nacionales.
Ella es una rata de Gambia (Cricetomys gambianus) que fue entrenada y supervisada por una organización especializada de la sociedad civil conocida como APOPO. La intención siempre fue la misma: hallar minas terrestres y otros explosivos sin detonar, de manera que los seres humanos pudieran extraerlos con cuidado.
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71 minas terrestres y 38 piezas de artillería
En total, el animal ha recorrido más de 141 mil metros cuadrados de territorio en busca de estas armas sin usar, que quedaron sembradas en la tierra. Después de una trayectoria tan extensa, según sus cuidadores, Magawa empieza a sentir los estragos de la edad: aunque está en uso pleno de sus condiciones físicas, ya no es tan veloz como antes.
En promedio, las ratas de Gambia viven 8 años. Junto con Magawa, un arsenal de otros roedores de la misma especie han sido utilizados con este objetivo: el Estado ya no quiere que más vidas se pierdan con los restos de hostilidades pasadas. Los animales están bien alimentados y fuertes, de manera que puedan cumplir con sus obligaciones todos los días.
De ahora en adelante, Magawa se dedicará a descansar. Vivirá en una jaula limpia donde pueda estar bien alimentada, como un héroe nacional se merece. Contará con espacios amplios para entretenerse, donde pueda correr y usar sus areneros como mejor le plazca. Mientras tanto, sus colegas seguirán trabajando: todavía hay mucho camino que recorrer para dejar al país limpio de bombas sin explotar.
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