Hay animales que emprenden viajes casi mortales: así son las especies escapistas que desafían los límites de la vida, después de haber sido ingeridos por alguein más.
Entrar a las fauces de un depredador, generalmente, marca el ultimátum para las presas. Ya no hay vuelta atrás: al interior del canal oscuro se termina su paso por este mundo. Ésa era la premisa que la ciencia había seguido hasta este momento. Sin embargo, hay algunas especies escapistas que logran librar la batalla contra la muerte, y comienzan un nuevo capítulo después de ser digeridas.
¿Cómo son los animales que escapan a la muerte?
La salamandra rugosa y ciertos tipos de serpientes depredadas por pájaros y sapos logran encontrar una salida a su sentencia final. Como especies escapistas que son, para estos reptiles, ser comidas por sus depredadores naturales no cierra el capítulo de la vida, sino que es un pasaje a otra nueva.
Quizá la más notable de ellas se encuentra en los confines más orientales de Asia. Oriunda del Timor Oriental, en el sudeste del continente, la serpiente ciega brahminy, que no sólo aguanta la humedad extrema de su hábitat natural, sino que logra salir del tracto digestivo de los sapos locales ilesa.
Naturalmente, las serpientes de este tipo no tienen que matar a sus depredadores para salir victoriosas de su tracto digestivo. Por el contrario, se deslizan a través de sus intestinos hasta encontrar la salida, generalmente por el recto. Lo mismo sucede con las salamandras rugosas, que se distinguen por sobrevivir al viaje intestinal de los sapos comunes.
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Escapar de los depredadores por otras vías
Además de ser casi todos reptiles, las pocas especies escapistas se distinguen por vivir en los trópicos del mundo. Sin embargo, no son los únicos que se pueden librar de los anfibios: algunos insectos y moluscos resultan inmunes a los ácidos digestivos de los sapos y pájaros. Tal es el caso de los caracoles, quienes pueden sobrevivir sin mucho oxígeno por horas al interior de las aves.
No sólo eso: los animales escapistas tienen que reunir fuerzas suficientes para dilatar el ano de las ranas, de manera que puedan abrirse camino a la libertad nuevamente. Generalmente recubiertos de materia fecal y otros fluidos corporales, las especies escapistas recuperan la vida con un nuevo filtro. Después de ser ingeridos, sus habilidades les otorgan una segunda oportunidad tras un viaje accidentado.
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