Las hormigas de fuego están equipadas con un ‘repelente natural’ contra arañas como la viuda negra.
Entre los rincones polvorientos de las casas, o sobre las hojas en los jardines urbanos, las arañas caseras pueden hacer una vida saludable y en libertad. En un primer acercamiento, parece que la actividad humana es lo único que las detiene de apropiarse de las esquinas y las repisas. Sin embargo, un estudio reciente revela que tienen un adversario natural: las hormigas de fuego las ahuyentan con una secreción especial.
Las hormigas de fuego y su repelente natural
Un estudio reciente señala que las arañas caseras evitan pasar por los lugares en los que las hormigas de fuego europeas han estado anteriormente. Además de que esta especie de insectos se caracteriza por ser particularmente agresiva, parece ser que también secretan un compuesto químico específico que repele a los arácnidos.
El hallazgo fue tan relevante, que se publicó en The Royal Society Publishing. En el artículo, se destaca que las arañas evitan «micro-espacios» en los que las hormigas de fuego han construido sus colonias, o que frecuentan mucho. Por esta razón, es poco común encontrar a una araña en las zonas aledañas a este tipo de comunidades.
Andreas Fischer, de la Universidad Simon Fraser en Vancouver, destaca que este fenómeno se debe a que los insectos dejan a su paso una sustancia tóxica que mantiene a los arácnidos lejos. Podría ser, según el experto, que ésta sea una clave para evitar los pesticidas que terminan con todo, en un afán de desalojar a las arañas de las propiedades privadas.
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Una alternativa al exterminio de insectos y arácnidos
Según Fischer, el exterminio de diversos tipos de insectos y arácnidos se debe a la mala fama que algunos de ellos tienen por sus ponzoñas neurotóxicas. En primer lugar, habría que entender que no todas las arañas son venenosas. En segundo, según el experto, que los insecticidas literalmente «matan todo», y están afectando los ecosistemas urbanos severamente.
Además de terminar con cualquier forma de vida que pueda resultar molesta o desagradable para ciertos seres humanos, este tipo de alternativas desequilibran la cadena alimentaria de los seres vivos que viven en las casas. No sólo eso: contaminan los suelos y pueden afectar gravemente a las plantas también.
Tomando en cuenta que la secreción que emiten las hormigas de fuego es natural, y no requiere de matar a ninguna especie, ésta podría ser una alternativa razonable para omitir los pesticidas. De esta forma, las arañas pueden vivir en otros lugares en paz, sin necesidad de matarlas.
Una advertencia de uso
Para comprobar su hipótesis, Fischer aplicó el método a viudas negras (Latrodectus hesperus), las falsas viudas (Steatoda grossa) y las arañas vagabundas (Eratigena agrestis). Las enfrentó a papel de filtro sobre el que habían caminado las hormigas, y se percató de que preferían evitarlo. En cambio, no se comportaron igual frente al papel que había sido pisado por hormigas negras.
A pesar del éxito de su experimento, el autor hace una advertencia de uso para futuros productos que se quieran implementar bajo su técnica. Él prefiere esperar a que el producto esté terminado en vez de que las personas recolecten hormigas de fuego por su cuenta, ya que puede ser potencialmente peligroso.
Según él, “éste no es un estímulo para usar hormigas rojas europeas como un remedio contra las plagas», señala el autor, ya que esta especie tiene una picadura extremadamente dolorosa. Además, son difíciles de combatir. En lugar de ayudar a combatir las arañas, dice Fischer, «Ellos mismos se convertirían en una plaga que es mucho peor«.
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