Erguidas sobre las copas de los árboles en la sabana africana, a las jirafas se les consideraba como seres solitarios, que preferían una vida por su cuenta por sobre la compañía de sus pares. Nueva evidencia revela que no sólo son más fuertes cuando conviven entre sí, sino que establecen relaciones afectivas sólidas, que implican dinámicas sociales activas, profundas y complejas.
«Me desconcierta que una especie africana tan grande, icónica y carismática haya sido poco estudiada durante tanto tiempo», expresó Zoe Muller, etóloga de la Universidad de Bristol. Su sorpresa viene de la compresión limitada que se tenía de las jirafas hasta ahora. Otros biólogos, incluso, las llegaron a describir como socialmente distantes, según la cobertura de Science Alert.
Sin embargo, un nuevo estudio conducido por la misma institución abre un panorama distinto, en el que se demuestra que estos animales forman vínculos duraderos con otros miembros de sus manadas. No sólo eso: se asocian con otros especímenes en libertad de manera casual, como si estuvieran forjando lazos amistosos entre sí.
Hasta hace poco más de dos décadas, se creía que este tipo de relaciones sólo se daban entre las madres y sus crías. Sin embargo, con los nuevos métodos de monitoreo espacial ha quedado claro que no es el caso. Por el contrario, cuentan con una sofisticación social nunca antes observada, que involucra a grupos pequeños de entre 3 y 9 ejemplares.
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Por medio de una revisión de más de 400 investigaciones, Muller y el zoólogo Stephen Harris descubrieron que las jirafas adultas permanecen juntas por mucho tiempo, aunque no pertenezcan a la misma familia. El comportamiento se ha observado, además, entre hembras de más o menos la misma edad, que pasan tiempo entre sí con sus crías.
Según los registros consultados, estas relaciones pueden durar décadas. De esta manera, se promueve que los cachorros crezcan entre adultos que los puedan cuidar. Incluso se ha documentado cómo ciertas jirafas hembras limpian y lamen a crías ajenas. Las mismas conductas se han observado en cautiverio. Al respecto, Muller destacó lo siguiente en su artículo para Mammal Review:
«[…] las jirafas son en realidad una especie social muy compleja, con sistemas sociales intrincados y de alto funcionamiento, potencialmente comparables a los elefantes, cetáceos y chimpancés».
Además de ser una especie longeva, parece ser que disfrutan de pasar el tiempo con sus ‘amistades’ cercanas. Así, logran tener redes de apoyo y crianza más sólidas, como se ha visto en las orcas, los elefantes y ciertos primates. Esto sugiere, según los investigadores de Bristol, que han desarrollado sistemas de comunicación complejos, que todavía hace falta analizar a profundidad.
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