El mar está lleno de criaturas peligrosas. Entre ellas, las orcas son cada vez más violentas y, al parecer, disfrutan jugar con sus presas
Los animales marinos muchas veces tienen conductas impredecibles, pues la ciencia no termina de estudiar por completo sus características cuando empiezan a cambiarlas. Si bien los primeros ataques de las orcas se registraron desde hace varias décadas, los últimos cinco años han demostrado que son cada vez más violentas.
Hasta el 2019, no había casos de orcas cazando ballenas azules pero en marzo de ese año, investigadores australianos atestiguaron un asesinato sorprendente. Un grupo de orcas acorraló y destazó a una ballena azul adulta, la cual murió una hora después. Esta extraña conducta sigue sin una explicación certera.
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¿Más listas que los humanos?
Pese a que las ballenas azules son mucho más grandes que las orcas, no es el tamaño el que le da ventaja a estas depredadoras bicolor, sino su inteligencia. De acuerdo con Josh McInnes, ecólogo marino especialista en orcas, el cambio es conductual y no anatómico, sin embargo el primero podría impulsar el segundo.
“El cambio en el comportamiento puede influir en el cambio anatómico en un animal o una población,” explicó el científico.
Lo que preocupa a los especialistas es que las feroces conductas van en aumento. En comunidad, estas orcas han aprendido las violentas acciones contra otros seres marinos y las han efectuado con más frecuencia a lo largo de los últimos cuatro años.
«Estos son animales con un cerebro increíblemente complejo y altamente evolucionado», dijo Deborah Giles, investigadora de orcas de la Universidad de Washington y de la organización sin fines de lucro Wild Orca. “Tienen partes de su cerebro asociadas con la memoria y la emoción que están significativamente más desarrolladas que incluso en el cerebro humano.
Además, la especialista asegura que han aprendido muchas de sus conductas de la interacción con nuestra especie.
Las violentas rutinas de caza de las orcas
Tres años después del primer ataque a ballenas azules, un estudio reveló que las orcas también se alimentaban de estos grandes cetáceos y que el conocimiento para cazarlos se transmitía de generación en generación. Para atrapar a un animal más grande que tú, el trabajo en equipo es crucial y las orcas lo saben. Por eso, pasan de generación en generación las técnicas para atrapar a sus gigantescas presas.
Según Robert Pitman, ecólogo marino de la Universidad Estatal de Oregon, no es sólo su brutalidad lo que sorprende, sino su albedrío para comer ciertas partes de las ballenas.
«Las orcas son similares a los humanos en el sentido de que tienen sus ‘cortes de carne preferidos’,» dijo Pitman. «Cuando cazan ballenas grandes, casi siempre toman la lengua primero, y a veces eso es todo de lo que se alimentarán.»
Por otro lado, también se encontraron dentaduras de orcas marcadas en los cuerpos de los tiburones varados en las costas de Sudáfrica. En cuanto vio las heridas, la bióloga de tiburones Alison Towner identificó a las victimarias: un grupo de orcas se habían comido los hígados de 19 tiburones. La precisión anatómica del ataque dejó intactos los demás órganos y sólo podía significar una cosa: las orcas escogieron de qué parte del animal alimentarse.
Una posible explicación
No es nada nuevo que el alterar los hábitats de ciertos animales provoca un desequilibrio dentro y fuera de los individuos en cuestión. Por tal motivo, algunas fuentes proponen que las violentas conductas de las orcas se explican con la intervención humana en los mares. El cambio climático, el condicionamiento a la pesca y la reducción de alimento y recursos pueden estar volviendo de esta especie uno de los depredadores más feroces del océano.
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