Presentes en la prehistoria, la tradición y la cultura. Los fósiles de plumas esconden secretos que podrían revelar la anatomía de los primeros animales en la Tierra.
Un reciente artículo publicado en la revista Nature Communications muestra un estudio donde se encontraron fósiles de plumas en dinosaurios y los pterosaurios, dinosaurios voladores.
Plumas: diversas y ligeras pero no tan suaves como las conocemos
Las formas de las plumas que se encontraron mostraron una gran diversidad, como la forma de cintas con puntas expandidas. Algo que difiere totalmente de las aves modernas. Pues las aves actuales, no heredaron en su mayoría la morfología de sus antepasados.
¿Mismo funcionamiento?
Las estructuras de los fósiles de las primeras plumas, eran simples y escasas en el cuerpo. Aunque los paleobiólogos todavía no tienen una respuesta acerca de su funcionamiento, podrían haberse usado para exhibición o detección táctil. Sin embargo, no para volar.
Esta información sobre las plumas puede aportar pistas sobre el metabolismo de sangre caliente y la comunicación en estos animales.
Detrás de las plumas
La piel suave de las aves modernas tiene un papel clave en el funcionamiento para brindar soporte y control a las plumas. También desarrolla su crecimiento y pigmentación.
En estudios realizados en 2018, se encontró en cuatro fósiles de piel preservada que los primeros pájaros y los celurosaurios, sus parientes cercanos, era similar a las aves modernas. Esto habla de una evolución inclusive antes de que aparecieran los dinosaurios parecidos a los pájaros.
El nuevo espécimen llamado Psittacosaurus, un dinosaurio con cuernos y plumas en forma de cerdas en cola que vivió a principios del periodo cretácico (hace más de 130 millones de años), ha permitido descubrir que algunos dinosaurios emplumados todavía tenían la piel escamosa, como los reptiles que conocemos hoy en día.
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Escondidos como diamantes brillantes
A través de la luz ultravioleta, se observó en las partes del cuerpo que no tenían plumas, como el torso y las extremidades, (esta distribución zonificada de la piel habría proporcionado protección contra la abrasión, la deshidratación y los patógenos), piel escamosa de un tono brillante amarillo y anaranjado.
Estos colores provienen de minerales de sílice que se encargan de preservar la piel fósil.
Gracias a la impregnación de fluidos ricos en sílice, la estructura de la piel se preservó con un detalle increíble. Entre ellas se conservan características anatómicas finas como la epidermis, las células de la piel y los pigmentos de la piel (melanosomas).
Similitudes con la piel de reptiles modernos
Las células de la piel fósil presentan un tamaño y forma similares a las de los reptiles modernos. Ambas comparten límites celulares fusionados, una característica única de los reptiles modernos.
Entre las características de la piel del Psittacosaurus se encuentran
El patrón de pigmentación: La distribución es idéntica a la de las escamas de los cocodrilos modernos.
La delgadez de la piel: La piel fósil parece ser relativamente delgada en comparación con la de otros reptiles.
La composición de las escamas: La delgadez de la piel y la presencia de beta queratina sugieren que las escamas del Psittacosaurus eran similares a las de los reptiles.
Las zonas con plumas: La cola de algunos especímenes conserva plumas, lo que indica que algunas características de la piel de las aves ya habían evolucionado para anclar las plumas.
Plumas en los fósiles pero diferentes a las aves
Las escamas del Psittacosaurus, ricas en beta queratina, contrastan con la piel suave de las aves, compuesta principalmente por queratinas. Esta composición diferente de la piel sugiere que el Psittacosaurus no es un ancestro directo de las aves, a pesar de algunas similitudes en la distribución del pigmento.
Sin duda uno de los tesoros más grandes por descubrir es la transición evolutiva de la piel de este espécimen, le psittacosaurus pues representa una etapa importante en la transición de la piel de reptil a la de ave, con características de ambos tipos. El estudio de la piel de este dinosaurio puede arrojar luz sobre la evolución de las plumas y otras estructuras tegumentarias en los dinosaurios y sus parientes.
Ana Paola Marbán es estudiante de comunicación en la Universidad Iberoamericana. Fotoperiodista y fundadora de la Asociación de Expresión y Difusión Cultural, Catendé.
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