Para las sepias, la senectud no implica perder la memoria. Todo lo contrario. Conforme ganan edad, pueden seguir recordando detalles precisos sobre dónde obtuvieron sus alimentos por última vez. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Cambridge, que se encargó de analizar este patrón cognitivo, podría ser que tengan recuerdos de sus primeros años de vida.
El estudio contempló a las sepias, que son moluscos cefalópodos cercanos a los calamares y pulpos. Según un comunicado, estos animales son capaces de «recordar qué, dónde y cuándo sucedieron cosas específicas hasta sus últimos días de vida». A diferencia de otras especies marinas, ellas conservan un registro agudo de sus recuerdos.
La memoria de las sepias fue probada en un entorno controlado en el Laboratorio de Biología Marina en Woods Hole, Massachusetts. Para ello, se seleccionó a una muestra de 24 Sepia officinalis, la más común entre estos moluscos. La mitad de ellas eran adultos jóvenes, de entre 10 y 12 meses; el resto eran considerados ancianos, de entre 22 y 24 meses. Esta edad equivale a los 90 años humanos.
«Las sepias pueden […] guiar sus decisiones de alimentación en el futuro con la memoria. Lo sorprendente es que no pierden esta capacidad con la edad, a pesar de mostrar otros signos de envejecimiento como pérdida de la función muscular y apetito «, explica la Dra. Alexandra Schnell, autora principal del artículo.
Esto se debe, según la experta, a que estos animales carecen de hipocampo. Por el contrario, cuentan con un ‘lóbulo vertical‘ desarrollado, íntimamente ligado al aprendizaje y memoria. Esta región no se ve afectada por la edad, lo que podría explicar que sus recuerdos se mantengan intactos con el paso del tiempo.
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Los resultados fueron publicados en un artículo para Proceedings of the Royal Society B, y demuestran que la ésta es la primera especie que no pierde la memoria con la edad. A diferencia de otros animales, cuyas conexiones nerviosas se deterioran con el tiempo, estos cefalópodos parecen no perder la fuerza a nivel nervioso.
Para el experimento, se escondieron calamares para que las sepias seleccionadas comieran. Los espacios fueron seleccionados estratégicamente para observar si podían recordar en dónde estaba la carnada. Incluso las más ancianas lograron llegar a ellas, aunque cambiaran de lugar:
«Las viejas sepias eran tan buenas como las más jóvenes en la tarea de memoria; de hecho, a muchas de las mayores les fue mejor en la fase de prueba. Creemos que esta habilidad podría ayudar a las sepias en la naturaleza a recordar con quién se aparearon, para que no vuelvan al mismo socio», describió Schnell.
A diferencia de otras especies, las sepias sólo se reproducen en la etapa más avanzada de sus vidas. Los investigadores a cargo de Schnell creen que a esto se debe que no pierdan los recuerdos: así, pueden recordar con quiénes difundieron sus genes al aparearse. Aún así, todavía no existe evidencia concluyente para asegurarlo.
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