Los bonobos nunca han tenido problemas con su identidad sexual. A diferencia de otros primates —como los seres humanos—, no se cuestionan quién les gusta o qué hacen a la hora de tener relaciones sexuales. Por el contrario, parecen disfrutar de una vida erótica constante, incluyente y muy activa. En algunos casos, las hembras utilizan los encuentros homoeróticos para apaciguar los conflictos entre los miembros de sus manadas y restablecer la armonía en el grupo. Así funciona.
La conducta ha sido observada por años. Las hembras dominantes del grupo frotan sus genitales contra aquellas «de menor rango» en la manada para reducir el estrés y la competitividad entre sí. Una vez que se comprometen sexualmente las unas con las otras, generan lazos afectivos profundos, que les evitan tener problemas en el futuro.
Por esta razón, las relaciones sexuales lésbicas entre los bonobos son comunes. Además de apaciguar los problemas al interior del grupo, aquellas percibidas como ‘de menos rango social’ ganan presencia en la familia. Sin embargo, esta práctica no se da únicamente como un acuerdo de paz. Por el contrario, se ha observado como una manera de consolar a las hembras tristes.
El sexo casual también es una constante en las poblaciones de bonobos en la República Democrática del Congo. Además de relajar las tensiones que pudiera haber entre sí, es una manera de que los machos dejen de pelearse: cuando escuchan las vocalizaciones sexuales de las hembras, ellos parecen tranquilizarse.
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El papel social de las hembras en las comunidades de bonobos es decisivo para la tranquilidad de su grupo. De acuerdo con las cifras del Proyecto Gran Simio, «el 75 % de esas relaciones no tienen nada que ver con la reproducción«. Por esta razón, el argumento de que las relaciones homosexuales son anti-naturales porque no cumplen con función biológica alguna pierde sentido para estos primates.
Se tiene registro de que esta conducta se debe a que, a diferencia de otros primates, los bonobos son muy estables emocionalmente. Esto les permite tener varias parejas íntimas a lo largo de su vida, incluso al mismo tiempo. La monogamia no tiene sentido entre estos grupos ya que, en últimas, entienden el sexo como algo más allá de un mecanismo reproductivo.
Con esta soltura, las orgías, relaciones homoeróticas y los encuentros casuales no se entienden como conductas promiscuas. Por el contrario, revela un acercamiento más social hacia la sexualidad. Liberados de cualquier moral, los bonobos pueden darse una vida sexual activa y diversa que mantiene la cohesión del grupo.
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