Al considerarse animales sagrados, los ciervos sika en Japón han preservado un material genético que los distingue de otras especies similares.
Durante siglos, los ciervos en Japón han estado protegidos como animales sagrados. Como tal, sus hábitats naturales en los bosques japoneses están protegidos por un halo espiritual que los locales no se atreven a quebrantar. Alrededor de los templos y capillas budistas, además, está estrictamente prohibido cazar.
Esta limitante ha aliviado a la especie (Cervus nippon) de la presión ecológica que otros animales salvajes sí sufren en otras partes del mundo. Por ello, de acuerdo con un estudio que condujo la Universidad de Fukushima, han conservado un material genético único en el planeta. Esto es lo que sabemos al respecto.
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Aquellos que deambulan entre templos budistas
También conocidos como ciervo sica, esta especie de cérvido es propia del Asia más oriental. Se extiende desde la región austral de Siberia hasta Vietnam, documenta la plataforma Naturalista, con una población abundante en el archipiélago japonés particularmente.
Se les distingue de otros cérvidos por su pelaje primaveral pelirrojo, con pequeñas manchas blancas sobe el lomo. En invierno, sin embargo, generalmente mudan a un recubrimiento grisáceo. Entre los cérvidos, los ciervos en Japón son de talla media. Sólo los machos cuentan con astas.
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Un linaje genético que se ha conservado intacto
Sin importar el sexo del animal, se les reconoce por su expresión aparentemente enojada —aunque no estén molestos en realidad. Por la proliferación que ha logrado la especie en el archipiélago japonés, en la tradición religiosa del sintoísmo se les considera como animales sagrados. De acuerdo con los investigadores de Fukushima, esto ha promovido que la estructura genética de la especie se mantenga intacta:
«Los ciervos Sika han sido protegidos durante más de mil años en el santuario religioso alrededor del Santuario Kasuga Taisha en la península de Kii, ubicada en el centro de Japón», escriben los autores en Journal of Mammalogy.
Específicamente, a partir de las repeticiones que se realizaron en el estudio, de la secuencia corta (SSR) y ADN mitocondrial (mtDNA). Los científicos rastrearon este material «para investigar la diversidad genética, la estructura de la población y la demografía del ciervo sika japonés». Sólo así, podrían saber cómo ha impactado la actividad humana en la evolución de la especie.
Los investigadores compararon estos datos con los de otras poblaciones de ciervos orientales y occidentales. Se llevaron una sorpresa al descubrir que, por la falta de interacción con seres humanos, la información genética de los ciervos en Japón no se ha alterado. «Así», concluyen los investigadores, «la protección religiosa conservó la variación genética durante mil años«.
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