Cuando las crías de elefante se quedan huérfanas, inmediatamente liberan hormonas de estrés. De acuerdo con Jenna Parker, ecologista de la Universidad Estatal de Colorado, cuando un bebé elefante pierde a su madre, su vida se estropea. Especialmente, cuando la muerte sucede durante sus primeros años de vida.
Desde el cerebro hasta el resto del cuerpo, la pena y el duelo se manifiestan en todo su organismo con exceso de cortisol. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en buscan apoyo de sus compañeros de la misma edad para sobrellevar el dolor. Ésta es la razón.
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Los elefantes jóvenes encuentran un espacio de consuelo con sus compañeros de juego. Como líder del estudio, Parker sabe que este comportamientos se debe a que «las relaciones sociales tienen impactos fisiológicos». Por esta razón, los elefantes huérfanos buscan apoyo emocional con otras crías de su edad.
Tras un periodo prolongado sin el apoyo de sus familias, los elefantes jóvenes desarrollan metabolitos de glucocorticoides fecales (fGCM). Sin embargo, estas concentraciones disminuyen cuando se sienten acompañados por otros miembros de su manada:
«[…] encontramos concentraciones más bajas de fGCM en elefantes con más compañeros de edad en su familia», escriben los autores en Nature. «Nuestros hallazgos […] sugieren que la presencia de compañeros de edad puede reducir las concentraciones de glucocorticoides en los elefantes y enfatizan que las necesidades básicas de supervivencia son los principales reguladores de la respuesta al estrés».
Por esta razón, para Parker, la vida familiar de los elefantes es todo. «Los terneros rara vez están a más de diez metros de su madre hasta que tienen unos ocho o nueve años,» dice la especialista para la BBC. Si en algún momento un huérfano que queda solo, se le ve a sus compañeros llamándole para integrarlo al grupo nuevamente. Poco a poco, es con esta dinámica que los bebés pueden sobrellevar la pérdida de sus madres.
El fenómeno se ha explorado a más profundidad en Kenia donde, tristemente, las cifras de elefantes huérfanos va a la alza a causa de la caza ilícita. Sólo así fue como Parker y su equipo de trabajo identificaron los lazos profundos de compañerismo que las crías de elefantes gestan entre sí. Especialmente, cuando alguno de ellos se queda sin el cuidado de sus madres.
Además de mostrar cómo se fortalecen las ‘amistades’ entre los elefantes jóvenes, este estudio arroja luz sobre la complejidad cognitiva de la especie. Incluso desde edades tempranas, las crías son capaces de tejer nuevas redes de contacto, que compensen la falta de sus figuras maternas. «Creo que es increíble que un animal tan social haya evolucionado tan separado de los humanos», concluye Parker, «y que todavía parezcamos converger en la importancia de los lazos sociales».
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