Las abuelas juegan un papel fundamental en el cuidado de los elefantes jóvenes. Una investigación demostró que son clave para la supervivencia de la especie.
Cuando una elefante hembra se convierte en madre por primera vez, toda su manada la cobija y siguen de cerca el nacimiento de la nueva cría. A partir de ese momento, la madre nunca estará sola en la crianza: abuelas y jóvenes estarán ahí.
A los pocos minutos de su nacimiento, un elefante es capaz de mantenerse en pie. Mientras la madre se recupera, el resto de las hembras lo ayudan a sostenerse y le muestran el camino para amamatarse. Los ‘pequeños’ nacen con un peso que ronda los 100 a 150 kilogramos.
Los elefantes viven en una sociedad matriarcal. Las manadas casi siempre están compuestas por hembras, con una lideresa longeva; es común que madres e hijas tengan crías al mismo tiempo y los críen en el grupo. En el caso de los machos, se independizan al llegar a la edad adulta, y pueden elegir pertenecer a un grupo o deambular solos.
Nuevos hallazgos científicos demostraron que los elefantes jóvenes tienen más probabilidades de sobrevivir al entorno si su abuela aún está en la manada.
También puedes leer: Descubren por qué los elefantes cargan los cadáveres de sus hijos muertos
Las abuelas elefantas son ‘depósitos de conocimiento’
Phyllis Lee, investigadora de la Universidad de Stirling, y su equipo, analizaron la información de 60 familias de paquidermos y de 834 elefantes africanos salvajes que viven en el Parque Nacional Amboseli en Kenia. Esta población había sido observada por más de 40 años hasta la publicación del estudio en 2016.
En el comportamiento de las hembras, encontraron que en las manadas grandes, es común que existan hasta tres generaciones de hembras en reproducción al mismo tiempo. La presencia de una madre reproduciéndose de forma simultánea a su hija se asoció con una mayor supervivencia de la cría de esta última.
“Las ventajas sociales de la longevidad son claras para los elefantes; las hembras más viejas actúan como depósitos de conocimiento, abuelan activamente a los terneros, brindando protección y cohesión social, incluso mientras cuidan a sus propios terneros, y la supervivencia temprana de los terneros se ve reforzada por la presencia de una abuela en una familia”, menciona el estudio publicado originalmente en Behavioral Ecology and Sociobiology.
Se ha documentado que mientras la madre busca comida, las hembras longevas o jóvenes cuidan de la cría. También le muestran los caminos seguros, qué plantas comer y cómo llegar a ellas. Cuando los ejemplares aún son pequeños, la matriarca aligera el paso de la marcha para que todos puedan mantener el ritmo.
Las crías también aprenden de las abuelas a evadir peligros y mantenerse a salvo de los depredadores y, por si eso fuera poco, ellas construyen relaciones afectuosas que generan vínculos positivos entre ambos.
Además de las condiciones ambientales, las crías dependen de la experiencia materna, de los cuidados y aprendizajes de las mayores para construir experiencias tempranas.
“La longevidad materna dentro de las familias mejoró la supervivencia de las hijas hasta la edad reproductiva y pareció aumentar en lugar de disminuir la tasa reproductiva de sus hijas, como se predijo para las unidades de parientes femeninos, donde las abuelas contribuyen al intercambio de información”, expuso Phyllis Lee.
¿Con qué frecuencia dan a luz los elefantes?
Las hembras suelen comenzar a reproducirse a los 12 años, y en un periodo tardío, hasta los 15. El 95 % de la fecundidad se completa antes de los 50 años, y en los siguientes 16 años hay un declive en su capacidad reproductora. Pese a esto, la reproducción no cesa hasta que tienen más de 65 años.
La mayoría tiene su primera cría a los 14 años, y para que la siguiente nazca pueden pasar entre cuatro a cinco años. Durante los 70 años que suelen vivir con suficiente alimento, los elefantes africanos pueden llegar a tener entre 4 y 5 crías, otras estimaciones mencionan que pueden ser entre 7 y 12 años.
El periodo de gestación dura alrededor de 22 meses. Cuando nace una cría, la amamantan, por lo general, hasta que llegue una nueva. Así las abuelas inician un nuevo ciclo de instrucción y cuidado.