La vida en un zoológico puede ser aburrida. Más aún cuando tienes un cuerpo que pesa más de 8 toneladas, al tiempo que atiendes a tu bebé recién nacido y buscas un espacio para estirar las piernas. En ese contexto, algo de diversión no caería nada mal. Por ello, un equipo de investigadores observó cómo los elefantes se entretienen con los turistas humanos en el Reino Unido.
Tomando en cuenta el comportamiento de la especie (Loxodonta africana) registrado en más de 100 estudios anteriores, los investigadores se sorprendieron al ver cómo es que los elefantes comen mejor y son más felices cuando tienen visitas humanas. La razón es simple: necesitan algo con qué entretenerse. Así funciona.
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Los investigadores de la Universidad Nottingham Trent y la Universidad Harper Adams determinaron recientemente que los elefantes en cautiverio disfrutan de la compañía de los turistas. Al interactuar con ellos, parece que están jugando y pasándola verdaderamente bien.
Este tipo de interacciones no son de corta duración. Por el contrario, inciden de manera positiva en cómo se llevan entre ellos mismos, y la manera en la que generan lazos afectivos más duraderos entre sí. Al respecto, la especialista en bienestar, Samantha Ward, animal expresó lo siguiente:
«Algunas especies de animales nacieron y se criaron en zoológicos, por lo que es probable que se hayan acostumbrado a la presencia de humanos», explica en en un comunicado.
Los científicos notaron que, cuando hay más visitantes, los elefantes demuestran más apetito y mejor humor. No sólo eso: documentaron cómo, cuando se van las visitas, juegan más entre ellos y disminuyen su inactividad cotidiana. En otras palabras, se quitan el aburrimiento de encima.
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Antes que nada, habría que reconocer que, como cualquier especie silvestre, los elefantes son animales potencialmente peligrosos. Pensemos que un ejemplar adulto puede pesar hasta 8 toneladas, según los registros del World Wildlife Fund (WWF). Cuando se sienten amenazados, pueden ser violentos contra los agresores, y terminar con su vida literalmente con una patada.
Incluso en un entorno controlado como lo es un zoológico, antes de acercarnos a las especies que ahí viven, habría que contar con el consentimiento y acompañamiento de los especialistas que velan por su cuidado y bienestar. Los animales en cautiverio no son mercancía, ni mucho menos mecanismos de diversión para los turistas.
Este sometimiento del mundo animal ha conducido a casos dolorosos como Pai Lin, una elefanta anciana en Tailandia que, a fuerza de trabajar cargando turistas por décadas, hoy vive con la columna vertebral completamente deformada. Al respecto, Ward concluye lo siguiente:
«Los visitantes del zoológico a menudo son aspectos del entorno de un animal del zoológico que los animales no pueden controlar y, como tales, pueden ser estresantes, aunque algunas especies parecen mostrar una buena adaptabilidad a las condiciones cambiantes de los visitantes.»
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