De acuerdo con la investigación conducida por Juan Luis Cantalapiedra y Faysal Bibi, la extinción de la megafauna era un proceso natural e inevitable. Éstos animales de grandes tamaños y feroces hábitos se desarrollaron en la Tierra durante el Cenozoico y se considera que por sus características físicas, fueron el reemplazo de los dinosaurios de la era Mesozoica.
En el artículo publicado en Science, los científicos proponen varias hipótesis para la extinción de estos gigantescos animales. Sin embargo, el análisis de fósiles les ayudó a determinar que la presencia humana no era la culpable de la desaparición de la megafauna. Partiendo de esa conclusión, si los humanos no fueron la causa entonces ¿por qué se extinguió la megafauna del planeta?
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Según el estudio, hay una relación proporcional entre el número de individuos que tiene una especie y el tamaño que la especie tiene. En otras palabras, entre más grande sea un organismo, menor será su población. Y fue esta proporción la clave de que muchos animales se extinguieran o, mejor dicho, se transformaran en especies más pequeñas con una densidad poblacional mucho más grande.
Cantalapiedra y Bibi guiaron su investigación con fósiles de animales gigantes en África. Se dieron cuenta que hubo una pérdida en la abundancia de los mamíferos de grandes tamaños durante el Plioceno tardío y el Pleistoceno, lo que abrió el paso a especies de menores tamaños, de las cuales muchas siguen rondando las sabanas africanas hasta el día de hoy.
Los datos obtenidos a partir del análisis fósil respaldan la hipótesis de que los humanos no tuvieron que ver con la extinción de la megafauna, al menos en África, pues demuestran que es un proceso que comenzó millones de años antes de que los humanos existieran. Entonces, aunque los humanos estuvieran ahí cuando muchas especies de mamíferos empezaron a desapareces, sólo eran testigos de un proceso que había estado ocurriendo por millones de años.
Otra respuesta podría estar en el mundo vegetal. Mediante un método que compara las características morfológicas de los dientes de los mamíferos a lo largo del tiempo, es posible determinar la capacidad de las plantas para reproducirse. En este caso, es muy probable que la productividad de las plantas haya disminuido durante el Mioceno tardío. Esta propuesta suma evidencia a que el impacto humano en la extinción de la megafauna es mucho menos relevante de lo que se había propuesto en otros estudios.
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