A 37 años del accidente nuclear de Chernóbil, los científicos han descubierto que los jabalíes radiactivos de Alemania tienen un origen distinto.
Por décadas los jabalíes radiactivos de Alemania parecían explicarse por el accidente de Chernóbil que ocurrió en 1986. Ahora, un grupo de científicos descubrió que no tiene que ver únicamente con la falla del reactor, sino con algo meticulosamente planeado: las pruebas nucleares.
Partiendo de ‘la paradoja de los jabalíes salvajes’, los científicos por fin lograron desentrañar el misterio y resolver por qué, mientras en otros animales los niveles de radiación disminuyeron con el tiempo, en los jabalíes no hay cambios significativos.
Los jabalíes salvajes de Baviera
Después del desastre nuclear de Chernóbil, se advirtió a la población local de los riesgos que implicaba consumir alimentos de áreas afectadas e incluso de los animales que vivieran allí. Con el paso del tiempo, especies como los venados tenían una disminución importante en los niveles de radiación. Sin embargo, los jabalíes no mostraban cambio alguno. A dicho misterio lo llamaron ‘la paradoja de los jabalíes salvajes’.
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La respuesta estaba en la alimentación y en el tipo de material radiactivo que contenían los cuerpos de los distintos animales. En el caso de los jabalíes, contienen cesio-135, un isótopo muy difícil de detectar. Mientras que el cesio-137 presente en Europa Central tenía su origen principalmente en Chernóbil, el isótopo 135 del mismo elemento proviene de las pruebas nucleares.
Por otro lado, la comida predilecta de estos mamíferos también es responsable por su radiactividad. Para los jabalíes, uno de los manjares más deliciosos que hay en la naturaleza son las trufas de ciervo, pequeños hongos subterráneos que acumulan el cesio a largo plazo. En un año, el cesio desciende en la tierra aproximadamente un milímetro. Las trufas suelen estar a 30 o 40 cm por lo que los jabalíes que las comen hoy, están consumiendo la radiación de hace décadas.
“Hay una enorme corriente ascendente después de una explosión; cuando la lluvia cae a la Tierra, el material radiactivo se ha distribuido uniformemente “en la atmósfera superior”, dijo Georg Steinhauser, uno de los autores de la investigación. “Por lo tanto, es casi imposible atribuir las consecuencias a una determinada prueba o país”.
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