El problema de los lobos en Estados Unidos sigue creciendo, dejando tras de sí consecuencias graves para los ecosistemas.
La pérdida de lobos en Estados Unidos comenzó desde hace tiempo. Siendo específicos, la década de 1930 ya empezaba a ser marcada por el suceso, sobre todo en el oeste de ese país norteamericano. Increíblemente, el asunto no se detuvo, por el contrario, continuó agravándose. Hoy, un nuevo estudio, publicado en Bioscience, da una mejor perspectiva de lo que ha implicado la progresiva desaparición de estos depredadores.
En primer lugar, lo científicos y autores del estudio revisaron 96 investigaciones ecológicas que se hicieron entre 1955 y 2021, en 11 parques nacionales de Estados Unidos. Para su supresa, descubrieron que solo 39 de estos tenían en cuenta la ausencia del principal depredador de la región, el lobo gris (Canis lupus).
«Estudiar un ecosistema alterado sin reconocer cómo o por qué ha cambiado el sistema a lo largo del tiempo debido a la ausencia de un gran depredador podría tener graves implicaciones… como diagnosticar a un paciente enfermo sin un examen médico de referencia», explican los investigadores.
Te puede interesar: Tanatología comparada: entendiendo cómo los animales experimentan la muerte
Fue muy revelador para los autores ver que en la mayoría de los estudios precedentes se pasaba por alto el impacto que estaba causando a los ecosistemas la pérdida de los lobos grises. En ello, hacemos un paréntesis, pues existe algo llamado “cascada trófica”. Este es un concepto que refiere a los “efectos dominó” a través de la cadena alimentaria de un ecosistema cuando desaparece uno de sus depredadores más importantes.
Consecuencias
Según los autores, el que queden menos poblaciones de lobos está causando el declive de las comunidades de plantas leñosas en muchos parques del occidente de Estados Unidos. Esto es un claro recordatorio de cómo todo en nuestro planeta está estrechamente interconectado.
Te puede interesar: El pez remo y su relación con el fin del mundo
Fuera del daño a la integridad ecológica, los coyotes, ante la ausencia de lobos, llevan un aumento en su depredación de roedores, lepóridos y aves. En conjunto, lo anterior eleva los riesgos de especies ya de por sí amenazadas.
Con estos hallazgos, los científicos buscan que su trabajo sea de utilidad para que las organizaciones conservacionistas y las agencias gubernamentales tomen acciones a la hora de identificar los objetivos de gestión de los ecosistemas.
Sigue leyendo:
Qué animales podrían existir en un millón de años
¿Sueñan los animales? Los pulpos sí, y tienen pesadillas
Estos son los animales que no deberías tener como mascotas
Día Mundial de los Animales: estas son las 4 especies endémicas de México en peligro de extinción