Los macacos pueden identificar la velocidad del latido de su corazón, y ligarla a la tristeza, enojo y otros sentimientos profundos.
Cuando los seres humanos nos enamoramos, es común que el latido del corazón se haga mucho más rápido cuando la otra persona está cerca. Las manos sudan, las mejillas se enrojecen. A estas respuestas se les conoce como interocepción: «un sentido de la condición fisiológica del cuerpo, que incluye una gama mucho más amplia de sensaciones fisiológicas», explica Science Direct.
En gran medida, este conocimiento del propio cuerpo y las emociones no se limita al enamoramiento. También se presenta cuando sentimos enojo, tristeza, o cualquier emoción en el espectro humano. Parece ser que los macacos comparten esta característica con nosotros: a partir del latido de su corazón, identifican sus sentimientos más profundos.
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Desde el centro del pecho
De acuerdo con el estudio, la interocepción está basada en el sistema nervioso. Cuando se recibe un estímulo de afuera —sea placentero, de alarma o de cualquier otro tipo—, el cerebro desencadena una serie de reacciones en el cuerpo que nos hacen responder a éste. Los científicos de University of California, Davis descubrieron la misma capacidad con los macacos, quienes a partir del latir de su corazón, saben qué sentimiento experimentan.
No es la primera vez que se registra este fenómeno. Hace un par de décadas, un equipo del American Psychological Association (APA) entrenó a macacos de la misma especie para regular sus sentimientos a partir del latido de su corazón. Lo verdaderamente sorprendente fue que los monos lo lograron de manera consciente, según los resultados del estudio.
Para reforzar este antecedente, los científicos de UC Davis probaron con una estrategia diferente. Así como los bebés humanos miran por más tiempo las cosas que son desconocidas, sentaron a macacos adultos frente a un monitor en el que les mostraron figuras de colores. Si los animales eran conscientes de su propio latido del corazón, se concentrarían mucho más en las formas y colores nuevos que en los que ya conocían.
Esto fue lo que encontraron.
Conscientes de su propio corazón
Cuando se aplican a seres humanos, este tipo de pruebas de detección se utilizan para determinar qué tan conscientes están las personas de su propio cuerpo (y de las sensaciones que percibe). En el caso de los animales, por siglos la ciencia sencillamente asumió que la experiencia no era ni siquiera similar.
Sin embargo, el estudio de la Universidad de California, Davis demostró exactamente lo contrario:
«En los humanos, se cree que esta habilidad es fundamental para las experiencias emocionales, tener un sentido de sí mismo, memoria, conocimiento de la propia cognición e incluso conciencia», escriben los autores para The Conversation.
Al notar cambios en el latido del corazón de los macacos, se dieron cuenta de que la especie puede ser consciente de sus sentimientos. Y lo que es más: relacionan la velocidad de su propio latido a curiosidad, miedo, tristeza y otros sentimientos complejos, como el cariño entre sus pares. Así como en los seres humanos «la interocepción anormalmente baja o alta está relacionada con trastornos como la ansiedad y la depresión», dicen los autores, puede interpretarse de la misma manera en estos monos.
A pesar de ello, empresas como Neuralink insisten en hacer experimentos con macacos para probar sus tecnologías de control mental. Aunque diversas organizaciones de la sociedad civil han denunciado estas prácticas como ‘infames’, demostrando que el equipo de Elon Musk sometió a ‘sufrimiento extremo’ a los animales, insisten en utilizarlos para sus desarrollos.
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