Apenas unos minutos después de salir del cascarón, las crías de pterosaurios emprendían el vuelo por su cuenta.
Romper el cascarón es una tarea difícil para los recién nacidos. Sin embargo, nueva evidencia señala que hace 228 millones de años, los pterosaurios no sólo eran ágiles para eclosionar los huevos, sino para salir volando de ellos. Incluso desde sus primeros minutos de vida, estos dinosaurios pudieron haber sido lo suficientemente fuertes para surcar los aires al paso de sus padres y los demás adultos de la parvada —con una ligera diferencia.
Extender las alas
Un estudio reciente publicado en Scientific Reports asegura que las crías de pterosaurios tenían fibras poderosas en las alas. Durante el periodo Triásico y hasta el Cretácico, A partir de huesos fosilizados de embriones, los paleontólogos a cargo de la investigación determinaron que estos animales prehistóricos podían batir sus alas incluso a los pocos minutos de eclosionar.
Estos animales pertenecían a un grupo diverso de reptiles voladores. Entre ellos, estuvieron algunas de las especies más masivas de la era de los dinosaurios como el Queztalcoatlus. A pesar de la información extensa que se tenía sobre la especie, nunca antes se había logrado un acercamiento a las etapas más tempranas de su desarrollo.
Parece ser que estos dinosaurios tenían la fortaleza suficiente para volar por sí mismos al nacer. A diferencia de otras especies, que necesitaban del monitoreo cercano de sus padres, los pterosaurios podían valerse por sí mismos. Esta nueva evidencia revela que eran animales más bien precoces. Sin embargo, lo hacían de una manera incluso más eficaz que los ejemplares adultos de otras especies aladas.
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Agilidad aumentada
Los pterosaurios tenían una capacidad de vuelo que les permitía recorrer trayectorias largas durante sus años maduros. Según Kevin Padian, paleontólogo de la Universidad de California, para ellos no era opción desplazarse por tierra. No les hacía falta. Por el contrario, desde bebés contaban con la fuerza en los huesos, músculos y membranas de las alas para poder elevarse.
Más aún, contaban con fibras de queratina resistentes en la piel de las alas, que hacía las veces de las plumas en las aves contemporáneas. Esto les permitía despegar y navegar los aires con facilidad, ya que los húmeros eran todavía más sólidos que los de muchos adultos de otras especies. Así, contaban con mayor agilidad para cambiar de dirección y velocidad.
Incluso desde pequeños, estas habilidades les ayudaban a huir de sus depredadores naturales, cazar y desplazarse con independencia entre la vegetación. Conforme crecían, sin embargo, se volvían menos capaces de maniobrar por el aumento en su tamaño. La nueva información demuestra que los grupos de crías de pterosaurios que volaban en conjunto eran una escena común en los cielos prehistóricos de hace 228 millones de años.
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