Un nuevo estudio revela que los pulpos son reactivos con todo su cuerpo a la luz, incluso en entornos de oscuridad, por una compleja respuesta evolutiva.
Así como los pulpos tienen la capacidad de experimentar dolor emocional y duelos interiores complejos, parece ser que pueden percibir luz en toda la extensión de sus tentáculos. Incluso cuando se encuentran en un ambiente en perfecta oscuridad, sus brazos son capaces de detectar fuentes lumínicas. Ésta es la razón.
Una respuesta evolutiva
Este recurso es parte de un camino evolutivo extenso, de acuerdo con un estudio realizado en el Centro Académico Ruppin de Israel. Si bien es cierto que los cefalópodos tienen uno de los sistemas neuronales más complejos entre los invertebrados, son notablemente incapaces de identificar en dónde se encuentran en el espacio.
Según los científicos que analizaron el caso, este intrincado comportamiento instintivo les ayuda a proteger sus tentáculos de los ataques de los depredadores cercanos, que de otra manera no podrían percibir. Sorprendentemente, la región más sensible es la punta de cada brazo.
Además, los pulpos son capaces de reaccionar a la luz con todo su cuerpo. Su piel es una coraza con órganos colmados de pigmento conocidos como cromatóforos. Estos órganos cambian de color cuando interactúan con la luz, y son responsables de las impresionantes capacidades de camuflaje de estos animales.
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Un «efecto de luz pura»
Desde el laboratorio en donde se analizó este comportamiento, los biólogos Tal Shomrat y Nir Nesher se dieron cuenta de un detalle más, que se convertiría en el centro de su investigación más adelante:
«Estábamos usando una linterna muy potente y cuando iluminamos la punta del brazo, siempre se alejaba. Fue muy sorprendente», dijo Shomrat. «Cambiamos nuestro experimento para explorar este comportamiento después de descubrir que nadie lo había descrito antes».
Para el experimento, pusieron a un pulpo al interior de una pecera tapada con una lona negra opaca. De esta manera, lo entrenaron para que alcanzara trozos de pescado con sus tentáculos, ubicados en la parte superior del tanque.
En el proceso, mientras el animal buscaba a ciegas un trozo de comida, los investigadores iluminaban el brazo del pulpo con una luz brillante en un momento al azar. El 84% de las veces que recibió este estímulo, el pulpo retiraba rápidamente su brazo. Esta respuesta sugiere que el pulpo es capaz de sentir y reaccionar a la luz con sus brazos, aún cuando no la percibía con los ojos.
«A menudo sentimos el calor de la luz intensa, pero para el pulpo, este no es el caso», dijo Neshir. «En nuestros experimentos, verificamos cambios de temperatura y no hubo ninguno. El efecto es de luz pura».
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