Existe el rumor infundamentado de que los quokkas lanzan a sus crías para salir ilesos de una situación de peligro. Esto fue lo que nos dijo un especialista al respecto.
El rumor empezó a correr en 2019. A partir de una publicación en redes sociales, algunos medios empezaron a dispersar la idea de que los quokkas aventaban a sus crías directamente a sus depredadores, para salir ilesos de una situación de peligro. Sin embargo, la situación no es exactamente así.
Matthew Hayward siempre ha sido un apasionado de las especies silvestres. Después de años de especializarse en varios países de Asia y Europa, según nos comparte en una entrevista exclusiva para National Geographic en Español, y ahora trabaja en Universidad de Newcastle como profesor de Ciencias de la Conservación.
Sin embargo, hizo una estancia posdoctoral en su país de origen, Australia, para trabajar específicamente con quokkas. Tras décadas de experiencia directa con la especie, esto fue lo que nos compartió sobre su comportamiento en relación a sus crías.
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Los quokkas no son animales violentos
Antes que nada, Hayward aclara que los quokkas no son violentos. «Son herbívoros típicos», explica el especialista en un correo electrónico, «que huyen de los depredadores en lugar de defenderse«. Aunque reconoce que le quedan ‘cicatrices’ después de intentar algunos especímenes, realmente no se caracterizan por ser animales agresivos.
Sin embargo, según el experto, la idea de que los quokkas arrojan a sus crías a los depredadores nace del comportamiento de otra especie australiana:
«Peter Banks de Sydney Uni descubrió que los canguros grises hacen esto para evitar la depredación de los zorros», explica en el mismo correo electrónico. «Tiene mucho sentido: si una madre tiene una cría, sabe que puede reproducirse con éxito, pero no sabe si el bebé puede hacerlo».
Por lo cual, añade, relaja los músculos de su bolsa de marsupial, hasta que la cría cae al suelo y le gruñe al depredador en cuestión. La madre sabe que puede reproducirse nuevamente, así que esta acción «no tiene un gran impacto en su fecundidad«.
Según la experiencia de sus colegas, Hayward asegura que es difícil que los quokkas realicen estas acciones con sus crías tras haberlas aprendido. Incluso entre miembros de la misma especie, les resulta complicado compartir conocimientos específicos. Por ello, «esto parece una parte innata del comportamiento de los quokkas y los macrópodos en general», aclara el experto.
¿Qué se puede hacer para preservar la especie?
Debido a la introducción de especies no nativas de Australia —como zorros o gatos domésticos— ha mermado la población de quokkas en el país. Como son marsupiales pequeños, son presa fácil para depredadores natos como ellos. Así lo explica Hayward:
«Podemos proteger a los quokkas controlando (o idealmente erradicando) los depredadores introducidos en Australia (especialmente los zorros), mejorando la gestión del fuego».
Así como los depredadores que se introdujeron de manera artificial, el avance urbano irresponsable compromete la persistencia de la especie en el país. Además de dejarlos reproducirse en su momento de apareamiento, lo más importante es «dejar de despejar la tierra para actividades humanas«, concluye Hayward.
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