Ya decía Aristóteles que casi todos los animales participan en el sueño, tanto si son acuáticos, terrestres o aéreos. Esta aseveración no dista mucho de la realidad, por lo menos en los mamíferos. Es probable que los animales domésticos también lo hagan, y que estos sean los sueños más comunes de tu perro.
Científicos contemporáneos se han dado a la tarea de investigar los movimientos de los perros en diferentes etapas del ciclo del sueño. Uno de los indicios más importantes es el movimiento físico del perro. A partir de esto, se han sacado conclusiones interesantes.
Durante la etapa del sueño REM (Movimiento Rápido de los Ojos, por sus siglas en inglés), los músculos del cuerpo están paralizados. Esto es válido para todos los mamíferos, incluso para los seres humanos.
Sin embargo, en la década de los 60, los científicos franceses Michel Jouvet y J. F. Delorme comprobaron que, retirando una parte del bulbo raquídeo del cerebro, podía evitarse esta parálisis. Los cerebros de los perros no cuentan con este elemento, lo que les permite moverse aún en esta etapa, que denominaron REM sin atonía (REM-A).
Años después, a partir de esta investigación, el veterinario neurólogo Adrian Morrison concluyó que los perros se mueven como si estuvieran siguiendo estímulos de diferente tipo: correr, emocionarse al perseguir algo, mover la cola. Todos estos son movimientos físicos que realizan durante la vigilia, respondiendo a situaciones con las que interactúan todos los días.
A nivel estructural, los cerebros caninos son muy parecidos a los de los humanos. Mientras duermen, los patrones de las ondas cerebrales de los perros pasan por las mismas etapas de actividad eléctrica que en las que se ha registrado en nuestra especie.
De acuerdo con un estudio elaborado en Massachusetts, los animales tienen sueños con las actividades que llevaron a cabo durante el día. En la misma investigación, se tomaron registros eléctricos de sus hipocampos, con algunos patrones específicos. Por las noches, inconscientemente, estos mismos se repitieron.
Entre los hallazgos más interesantes, destaca el hecho de que, alrededor de 20 minutos después de haberse quedado dormido, es posible que el perro tenga su primer sueño. Las señales son muy claras. Primero, su respiración se volverá más irregular. Después, tendrá espasmos musculares. Por último, es probable que, si se levantan sus párpados, se podrá ver que los globos oculares se mueven de un lado a otro, tal como en la etapa REM-A.
Por ejemplo, es posible que los perros sueñen con sus dueños, con perseguir algún otro animal, o con juegos que hagan durante el día. Con este análisis, los científicos que condujeron el estudio concluyeron que, efectivamente, los perros pueden tener experiencias oníricas muy parecidas a las humanas.
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