Los tiburones toro han mostrado comportamientos similares al compañerismo en las reservas naturales de Fiji, después de 13 años de observación.
Jacques Cousteau dedicó su vida a la observación de especies marinas. Después de décadas de inmersión a diferentes ecosistemas oceánicos, se percató de que la imagen que se tiene en los medios de comunicación de los tiburones está, a lo menos, distorsionada. Representados como bestias impías, cualquier acercamiento a la diversidad de especies existentes se ha hecho desde el terror.
Bajo un discurso ya rancio que los señala como victimarios, la observación biológica seria nunca aseveraría algo similar. Por el contrario, un estudio reciente señala que, a diferencia de la creencia popular, estos animales no son solitarios para nada: crean redes de ‘amistades’ que les ayudan a sobrevivir.
Lazos afectivos profundos
La investigación se realizó en Fiji, enfocándose en los tiburones toro que circundan la isla. En promedio, estos animales pesan 200 kilos cada uno, y llegan a medir hasta 3 metros y medio. Observándolos en su entorno natural, los científicos se dieron cuenta de que desarrollan redes de contacto cercanas al compañerismo, y muestran preferencia por ciertos ejemplares sobre de otros.
El estudio implicó un total de 3 mil inmersiones en la Reserva Marina Shark Reef de Fiji (SRMR). A lo largo de 13 años, se analizó el comportamiento de 91 ejemplares de manera individual, que se identificaron por los rasgos externos, como cicatrices, deformaciones y miembros faltantes.
Después de más de una década de análisis, los científicos se percataron de que estos lazos no eran azarosos. Por el contrario, representaban relaciones profundas de afecto entre los animales, que no mostraban hacia otras especies. No sólo eso: de acuerdo con el Dr. Juerg Brunnschweiler, quien diseñó el modelo de investigación, descubrieron que estos vínculos son a largo plazo.
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Más allá del antropocentrismo
La reserva asiática en la que se trabajó se encuentra frente a la costa más extensa de Fiji, en la isla de Vito Levu. En total, el ecosistema alberga 8 especies diferentes de tiburones, ninguna particularmente agresiva con los seres humanos. De hecho, según Brunnschweiler, los tiburones toro son curiosos y pueden ser amigables si no se sienten amenazados.
Sin embargo, el investigador hace una acotación a su propio estudio. Las poblaciones están altamente influenciadas por el turismo local, ya que los visitantes los alimentan. Esto provoca que otras especies no endémicas del ecosistema se integren al espacio, en busca de oportunidades nuevas para comer.
A pesar de esto, según la cobertura de National Geographic, estos animales han mostrado un comportamiento cooperativo entre sí. En cuanto a la distribución y disponibilidad de los alimentos y recursos que necesitan para vivir, trabajan en equipo y se reparten la comida. Sin embargo, Brunnschweiler muestra sus reservas a llamar a estas conductas propiamente ‘amistades’: “Sería antropomórfico hablar de amistades aquí”, concluye el experto.
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