Con hileras de colmillos de 17 centímetros y una longitud de quince metros, una teoría especula sobre la posibilidad de que algún megalodón permanezca oculto en el océano.
Hace más de 3 millones de años, un tiburón gigante dominó las profundidades de las aguas saladas del mundo. Una bestia con hileras de colmillos triangulares de 17 centímetros y una longitud promedio de 15 metros: el megalodón se caracterizó por ser uno de los depredadores más letales de las olas durante la era prehistórica. La ciencia está casi segura de que se había extinto, pero algunas teorías advierten que podría estar al acecho todavía.
Un depredador submarino milenario
Es una realidad que las aguas inferiores de nuestros océanos están todavía inexploradas. Por esta razón, diversos científicos consideran que es posible que este gigante submarino pueda residir en las profundidades más oscuras de los mares. La presunción está basada en el hecho de que, en estos lugares, se mantienen madrigueras de animales primigenios.
Por esta razón, esta bestia ancestral podría haber logrado adaptaciones biológicas inherentes a su camino evolutivo, particularmente después de milenios de estar escondido. Si es el caso, es una realidad que el megalodón no podría conservar su apariencia «original», sino que pudo haber sufrido algunos cambios que le permitieran adaptarse a su entorno.
Sin embargo, evidencia paleontológica que data del siglo XIX sugiere que sus dimensiones pudieron haber sido mucho mayores a las de los tiburones contemporáneos. Para los científicos de hoy, ha sido difícil mantener un registro más actualizado, ya que los restos orgánicos de estos tiburones gigantes se deterioraron rápidamente por la salinidad del mar.
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El mito persiste
A pesar de que no existe evidencia fehaciente todavía de que el megalodón todavía deambule en las profundidades del mar, se han descubierto restos fósiles en la actualidad en las cercanías de Panamá, Japón, Australia y el sureste de los Estados Unidos. A pesar de que esto es cierto, no es suficiente sustento para argumentar que estos animales bestiales viven entre los peces actuales.
Hoy, la información con la que contamos apunta a que el megalodón no nada en los mares modernos. Sin embargo, la búsqueda por un gigante con hileras de colmillos afilados persiste entre los esfuerzos paleontológicos del mundo. En el imaginario colectivo, además, el concepto de un tiburón de dimensiones considerables parece rumiar como una posibilidad que puede resurgir de entre las olas en cualquier momento.
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