Con la desaparición de la zona libre de pesca, los ejemplares restantes de vaquita marina en el Golfo de California quedarán a expensas de los barcos pesqueros.
No fue hasta 1958 que la vaquita marina pudo ser estudiada en México. A pesar de que ya se conocía de su existencia a principios del siglo XX, los científicos habían mostrado dificultades particulares para detectarla. Se sabe que es una especie endémica de marsopa que, como consecuencia de la pesca industrial irresponsable, se ha visto orillada a la extinción. Aunque está catalogada como en peligro crítico de extinción, con tan sólo 10 ejemplares restantes, las autoridades mexicanas han dejado de poner énfasis en su conservación.
En peligro crítico
Integrantes de la marina y del grupo conservacionista Sea Shepherd han intentado frenar la invasión de buques pesqueros en la zona prohibida. Sin embargo, los pescadores no han mostrado miedo ni respeto por los esfuerzos de ambos grupos. Por el contrario, han atacado a los infantes de marina.
De acuerdo con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, la especie ha representado obstáculos significativos para su estudio científico, porque no se detecta fácilmente:
«La vaquita marina es extremadamente difícil de estudiar, aun en las mejores condiciones ambientales se dificulta su detección, esto obedece a varias razones, entre ellas: la talla pequeña del animal, su comportamiento discreto al salir a la superficie a respirar, sus tiempos de inmersión relativamente largos, y la turbidez del agua de la zona en la que habita», dice la institución.
A raíz de la pesca industrial desmedida, las poblaciones de vaquita marina se han visto gravemente amenazadas en los últimos años. A pesar de la fuerza mediática que se imprimó en cubrir las medidas de seguridad que el gobierno mexicano había impuesto en las zonas de mayor riesgo, parece ser que ahora se observan con creciente laxitud.
El representante en México del Centro para la Diversidad Biológica, Alex Olivera, se pronunció en contra de la presencia de buques industriales en la zona protegida. Originalmente, la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca tenía la instrucción de usar el 60% de su personal de control si identificaban este tipo de embarcaciones en el mar del Golfo de California. A pesar de ello, cada vez más buques inundan el hábitat natural de la especie.
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Sin miramientos
El problema ha sido denunciado por activistas, ambientalistas y medios internacionales. Oficialmente, de acuerdo con la cobertura de Associated Press, el Estado abandonó «la política de mantener una zona libre de pesca» en torno al sitio en donde habitan los últimos ejemplares de vaquita marina. A pesar de las resistencias de diferentes instancias gubernamentales, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador parece tener otras prioridades en la agenda.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) se pronunció en contra de este relajamiento de la vigilancia estatal desde 2017. Integrantes de la organización enfilaron figuras de cartón frente a Palacio Nacional en la Ciudad de México, en representación al abandono de la vaquita marina en los mares del Golfo de California. Lo que sucedió hace 4 años resuena en la actualidad nuevamente, con un tamiz de urgencia mucho más delicado.
Lo que se había propuesto como ‘tolerancia cero’ a la pesca industrial, hoy se ha dejado de lado sin miramientos. En principio, el gobierno mexicano había anunciado represalias severas a las embarcaciones que traspasaran el área natural protegida. La medida se había acatado a medias, ya que más de 60 barcos se han avistado en la zona de riesgo en múltiples ocasiones. Como ha sucedido en el pasado, es probable que los ejemplares restantes queden atrapados entre las redes y se ahoguen, inevitablemente. Frente a esto, el Estado guarda silencio.
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