Después de décadas de ser amada por cuidadores, visitantes y voluntarios, la orangután Inji termina su paso por este mundo.
Inji ingresó al zoológico de Oregon en 1961. En promedio, un orangután saludable puede decir que gozó de un tiempo de vida razonable si alcanzó los 40 años de edad. De manera general, se ha descrito a esta especie de primates por no ser animales sociales, sino de disfrutar de su propia compañía, a diferencia de otros simios que sí son gregarios.
A pesar de esto, Inji logró superar cualquier expectativa desde su llegada al zoológico. No sólo sobrepasó la cifra promedio de vida de los orangutanes por más de dos décadas, sino que dejó a su partida un hueco doloroso entre los cuidadores de la institución.
La orangután más longeva
El corazón de Inji dejó de latir poco después de su cumpleaños número 61. El zoológico de Oregon lamentó amargamente su partida, pues se trató del orangután más longevo del que se tiene registro hasta el día de hoy. Bob Lee, quien supervisa el área de animales de la institución, señaló lo siguiente con pesar:
«Sabíamos que no podría vivir para siempre, pero esto realmente duele, y sé que muchos visitantes están de duelo junto con nosotros. La capacidad de Inji para conectarse con la gente fue increíble. Ella inspiró a generaciones».
Con cierta nostalgia, el encargado recuerda cómo la orangután se acercaba a las ventanas de su espacio para observar a las personas. Según relata Lee, estaba particularmente interesada por las bolsas, carteras y mochilas de las personas que iban a visitarla.
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Un miembro querido del zoológico
Inji era muy popular entre los trabajadores del zoológico y los visitantes por su buen carácter. Algunos de los voluntarios, incluso, se aseguraban de llevarle juguetes de cuerda y otros objetos para que jugara con ellos, ya que siempre se mostraba interesada por «atender a sus invitados«.
Durante años, la orangután se mantuvo particularmente asombrada por los artículos brillantes. A propósito de esto, Bob Lee asegura que «se mantuvo activa e inquisitiva durante sus años dorados. Parecía estudiar a los humanos y disfrutar viéndolos, especialmente a los niños«.
Por esta razón, el zoológico de Oregon está de luto. Después de años de un cuidado atento y personalizado a Inji, ella finalmente tomó su último suspiro esta semana. Según destacó la institución, tuvo una vida muy activa, saludable, y sobre todo muy larga, al punto que fue considerada como un ejemplo de animales ancianos en excelentes condiciones.
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