El equipo de rescatistas tenía escasas esperanzas para la beluga varada en el río Sena. Oriundas de las aguas subárticas, son algunos de los mamíferos marinos más sociales que existen, documenta la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), «formando grupos para cazar, migrar e interactuar entre sí». Vagando por su cuenta en la cama del río parisino, la ballena tenía pocas probabilidades de salir de ahí con vida.
La noticia le dio la vuelta al mundo desde los primeros días de agosto. El lunes 7 del mes, la BBC reportó que la beluga estaba cada vez más hambrienta, y cada vez con menos energía que necesitaba para regresar a casa. Con cerca de 800 kilos, era poco probable que encontrara el alimento suficiente para sobrevivir más días lejos de su familia.
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Después de que las autoridades de la región de Calvados la revisaran, los rescatistas determinaron que la beluga atrapada en el río Sena estaba en un estado de salud «alarmante». Desnutrida, estresada y con pocas opciones para comer, lo más probable es que el animal falleciera pronto. Aún así, el gobierno francés organizó brigadas de rescate para sacarla de ahí.
La operación duró al menos 6 horas. Entre 80 especialistas, el ejemplar fue capturado en una red de pesca industrial, para poder llevarla a la costa francesa. Sólo así, pensaron las autoridades, podría recuperar el rumbo. La organización Sea Shepherd participó en los esfuerzos de rescate, con la intención de llevarla a un estanque de agua salada para que recuperase fuerza.
Sin embargo, el día 11 de agosto, la Prefectura de Calvados anunció desde su cuenta oficial de Twitter que «A pesar de una operación de rescate de #beluga sin precedentes, nos entristece anunciar la muerte del cetáceo».
Las autoridades reconocieron que «el sufrimiento del animal era evidente«. La idea era extraer al animal con una red de pesca, que una grúa industrial izara fuera del cauce del río. En ese momento, a media madrugada, la beluga seguía con vida. Sin embargo, al terminar el movimiento, el equipo de rescatistas reconoció su fallecimiento.
Los especialistas piensan que, así como la beluga varada en el Río Sena, otros cetáceos están perdiendo el camino de regreso a casa por el exceso de contaminación auditiva que hay en los mares actualmente.
El ruido de las embarcaciones industriales les impide escuchar el canto de sus compañeras. Así, desconcertadas y en estrés, entran a los cauces de los ríos, lejos de casa, de sus familiares y del territorio que les corresponde desde hace millones de años.
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