Una gacela viajera perdió la vida tras recorrer 18 mil kilómetros desde Mongolia hasta Rusia, buscando mejores condiciones de vida y agua.
Durante 5 años, una gacela viajera emprendió una travesía en busca de un entorno menos hostil. A través de las adversidades del invierno ruso, y de hectáreas de granjas cercadas en China, el ejemplar rompió todos los récords de migración esperados para su especie (Procapra gutturosa). Antes de morir, había recorrido 18 mil kilómetros —el equivalente a la mitad de la circunferencia del Ecuador.
El viaje se registró gracias a la tecnología del Senckenberg Biodiversity and Climate Research Center, dirigida por un equipo de científicos en Alemania. Su caso forma parte de un esfuerzo de investigación extensa, que registra el movimiento de los mamíferos en Asia desde hace dos décadas. Por ello, los biólogos saben que nació en la estepa de Mongolia, y alcanzó su destino final en Rusia. Ésta es su historia.
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En busca de recursos perdidos
Las gacelas de Mongolia no son las más grandes del mundo. Por el contrario, si se les compara con las africanas, caen bajo la categoría de ‘tamaño medio’, según reporta Scientific American. A pesar de sus dimensiones, la gacela viajera recorrió una distancia mayor que muchos mamíferos migratorios, como las ballenas jorobadas, por ejemplo.
De acuerdo con los autores del estudio, sin embargo, este tipo de desplazamientos son comunes en la especie mongola:
“[Estos movimientos] ocurren con frecuencia y ésta fue simplemente la primera vez que pudimos observarlos”, escriben en el artículo publicado en Ecological Society of America.
A pesar de que este tipo de travesías son comunes en las gacelas de Mongolia, la hazaña no deja de ser sorprendente. Comparativamente, a un ser humano le tomaría más de un año de camino a pie alcanzar la misma distancia. Y lo que es más: una persona promedio tendría que caminar 12 horas al día para conseguirlo, de acuerdo con un algoritmo diseñado para realizar estos cálculos.
En colaboración con Wildlife Conservation Society de Mongolia, los ecólogos de Frankfurt siguieron los andares de la gacela viajera a lo largo de 5 años con un collar que tenía un GPS integrado. A partir de los resultados, infieren que este caso se repite en otros ejemplares de la misma especie, que comparten la capacidad de migrar buscando agua y recursos naturales.
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Una travesía ‘extraordinaria’
Nandintsetseg Dejid, doctor en biología de Senckenberg, se encargó de liderar el estudio. Tras observar a la gacela viajera durante más de un lustro, calificó su travesía de ‘extraordinaria’ por la distancia que recorrió:
“[…] el viaje fue extraordinario no sólo por su impresionante distancia, sino también porque la gacela con frecuencia se aventuraba cientos de kilómetros en regiones desconocidas», relató el autor en un comunicado. «Durante su viaje, visitó muchas áreas sólo una vez, pero otras áreas varias veces de manera irregular e impredecible”.
Al analizar sus pasos, los investigadores a cargo de Dejid se dieron cuenta de que estos desplazamientos distan mucho de otros movimientos migratorios. De entrada, porque no se trata de una ruta migratoria específica. Por el contrario, sigue más bien un patrón nomádico, en busca de recursos de los que Mongolia carece actualmente.
El estudio comenzó en octubre de 2014, y terminó con la muerte de la gacela viajera en 2019. Según los registros del GPS, falleció tras el ataque de perros domésticos en Rusia. Después de dejarla malherida con una mordedura en la cadera, terminó su paso por este mundo habiendo recorrido 18 mil kilómetros.
Su viaje, sin embargo, no fue en vano para la conservación de su especie. Por el contrario, marca la pauta de hacia dónde se dirigen las gacelas mongolas para buscar alimento e hidratarse, a falta de recursos en las estepas de su país. Lo que es más: arroja luz sobre la importancia de contar con espacios naturales sin cercas, en los que los animales puedan deambular en libertad, sin restricciones humanas.
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