Panchito Cortés es un gigante que nada desde la Patagonia hasta sus playas favoritas en México. En Baja California, ha encontrado una comunidad dispuesta a cuidarlo.
A mediados de este verano, un extraordinario visitante de casi media tonelada apareció entre las aguas de San Felipe, Baja California. Aunque no es la primera vez que llega a estas playas, los residentes se asombraron nuevamente con su gran silueta y su trompa en forma de gancho carnoso. «Panchito Cortés», como se le nombró, es un elefante marino que nada desde la Patagonia, en el sur de América, hasta las playas del noreste de México.
Su especie vive principalmente en las aguas del hemisferio sur, se caracteriza por su imponente tamaño, piel gruesa y el distintivo probóscide de los machos. Estos animales pasan la mayor parte de su vida en el mar, pero regresan a tierra para reproducirse y mudar de piel.
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Panchito Cortés y su verano en aguas cálidas
El elefante marino fue visto el 24 de julio de este año en la Bahía de los Ángeles, en Baja California, después se mudó a las aguas de San Felipe, donde pasa los días nadando y descansando del largo viaje. La organización Cetáceos, Acción y Transformación ha documentado sus andanzas y creado una comunidad de voluntarios para vigilarlo las 24 horas.
Panchito fue avistado por primera vez en 2020 en San Pancho, Nayarit, tras recorrer unos 8,000 kilómetros desde la Patagonia. Desde entonces, ha aparecido en playas de la bahía de La Paz, Baja California Sur; en el Golfo de Santa Clara, y en San Felipe, Baja California, hasta donde llegó de nuevo este año. Activistas han seguido sus movimientos a través de un registro fotográfico y lo identifican fácilmente gracias a una marca en su barba.
«Es fascinante que Panchito, nuestro elefante marino errante del sur, haya regresado a San Felipe para su muda anual de un mes en clima cálido y esté descansando en el lugar más concurrido cerca de la rampa para botes del malecón», publicó en redes la organización el 3 de agosto.
Los voluntarios que protegen a Panchito documentan su comportamiento, vigilan su seguridad y han colocado cintas para delimitar el perímetro que los visitantes deben respetar. Cuando él se desplaza, el grupo y la cinta también se mueven para mantenerlo a salvo. Aunado a esto, los habitantes de San Felipe reciben charlas para aprender más sobre el elefante marino y su conservación.
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Un elefante marino, el invitado especial
Los guardianes comunitarios colocaron en la playa información para conocer al “invitado especial”. “Estoy haciendo una parada de mi largo viaje, por nuestra seguridad mantén una distancia prudente”, se puede leer en el cartel. “Soy pacífico pero me sé defender; por favor, no te acerques”, alerta. Panchito adopta una postura de embestida similar a la de una cobra, elevándose sobre su cola, lo que podría poner en riesgo a quienes se aproximan demasiado.
Su estancia en las playas mexicanas durará unas semanas antes de reanudar su viaje hacia el sur del continente. Mientras tanto, se le puede observar nadando cerca de la orilla, descansando en la playa o cubriéndose el lomo con arena usando sus aletas.
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