Ataviado con un traje de plumas de quetzal y una enorme esmeralda en el pecho, Tecún Umán, nieto del rey Kikab, se abalanzó contra Tonatiuh, como se conocía al sanguinario conquistador Pedro de Alvarado.
Texto: Erick Pinedo
Esta es la leyenda del Quetzal:
Durante la batalla, logró clavar su lanza en el caballo que sostenía al español; sin embargo, el último emperador k’iche’ no pudo evitar que lo atravesara la espada del conquistador.
Herido de muerte, la sangre brotaba del líder indígena cuando un quetzal se posó sobre su cuerpo. Al lamentar la pérdida, el pecho del ave se tiñó de rojo.
El quetzal a partir de entonces, dejó de cantar las melodías que solía entonar hasta que sus tierras fueran liberes de nuevo.
Antes de la masacre que originó la conquista centroamericana y su posterior mitificación, el quetzal era símbolo de fertilidad. Esta ave tenía una conexión con la tierra y el aire, el cielo y el inframundo. Esto era porque estaba relacionada con la serpiente emplumada (Quetzalcóatlpara los mexicas, Kukulkán para los mayas).
Sus plumas iridiscentes eran usadas por gobernantes y sacerdotes para resaltar su divinidad, además de tener un alto valor comercial.
Las civilizaciones prehispánicas castigaban con la muerte a quien se atreviera a matar un quetzal. Esta palabra viene del náhuatl quetzalli (hermosa pluma brillante).
De dorado a violeta tornasol, su plumaje se obtenía al capturar el ave y liberarla para mantener su refulgente presencia en las selvas. Por lo que, fue el primer animal en la historia que se protegió oficialmente.
No fue sino hasta 1832 que el naturalista mexicano Pablo de la Llave lo clasificó taxonómicamente como Pharomachrus mocinnodebido a sus plumas largas (pharos, manta; makros, largo). Además, en memoria de su mentor, José Mariano Mociño. Él antes de la independencia había capturado ejemplares durante una expedición financiada por la Corona española.
En Guatemala fue declara ave nacional en 1871.
Incluso hoy, Guatemala le rinde honor en su moneda y su bandera. Además, al considerarse una especie en peligro de extinción, hacerle daño a un ejemplar o poseer subproductos del mismo se castiga con la cárcel. Esto es tanto en México como en Centroamérica.
Para hacer honor a su simbología entorno a la libertad, era conocido entre los biólogos que los quetzales morían sin remedio al estar en cautiverio debido a su naturaleza arisca.
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