Aunque parezca imposible, el cuello de las jirafas prehistóricas era reducido. A fuerza de golpes en la cabeza, sin embargo, se convirtieron en los animales más altos del planeta.
De todos los mamíferos que caminan sobre la Tierra, las jirafas son los más altos que existen. Esto es así, porque sus cuellos pueden medir hasta 6 metros de largo. En proporción, los fémures de estos animales africanos son de los más extensos de los que se tiene registro en la actualidad.
La teoría más aceptada sobre la extensión del cuello de las jirafas venía de su alimentación. Charles Darwin aseguraba que, como herbívoros, se habían adaptado para buscar las hojas más jugosas en las copas de los árboles. De esta manera, podrían tener una ventaja considerable sobre otras especies que sólo se alimentaran de hojas.
Sin embargo, parece ser que el padre de la teoría de la evolución estaba equivocado. Ésta es la razón.
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A causa de la violencia de los machos prehistóricos
A diferencia de lo que pensaba Darwin, un equipo de investigadores del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados de la Academia China de Ciencias piensa que el alargamiento del cuello de las jirafas está relacionado a cuestión de cortejo. Esta conclusión vino de un ancestro antiguo de las jirafas, que habitó el planeta hace 17 millones de años en China.
De acuerdo con los científicos, entre más largo fuera el cuello de estas jirafas prehistóricas, más daño podían hacerse entre los machos. Entre cientos de miles de luchas de poder por conseguir pareja, con el paso del tiempo, la elongación se hizo más pronunciada:
«[Los científicos] describen una nueva especie de jirafoide del Mioceno con un casco en forma de casco y articulaciones complejas de cabeza y cuello que indican un intenso combate de cabezazos», escriben los autores en Science. «Argumentan que la selección para tal combate también desempeñó un papel en la formación de los cuellos largos del grupo».
A partir de los restos de estos machos prehistóricos, los científicos en China determinaron que los machos ‘más altos’ eran mejor percibidos entre las hembras. Entre más agresivos fueran con sus compañeros, más posibilidades tenían de reproducirse. Por ello, a lo largo de los milenios, las jirafas evolucionaron para tener cuellos más articulados, fuertes y flexibles.
Vértebras cada vez más fuertes
A partir de los restos fósiles de esta especie antigua de jirafas, los investigadores demostraron que la propuesta de Darwin estaba errada. Las vértebras de estos animales prehistóricos no sólo eran robustas, sino que las articulaciones intervertebrales aguantaban los poderosos envistes de sus compañeros enfurecidos.
A fuerza de golpes en la cabeza, se convirtieron en los animales más altos del planeta. Sin embargo, de acuerdo con el autor principal del estudio, Shi-Qi Wang, estos combates sexuales no fueron la única causa del alargamiento del cuello:
«Creo que tanto los combates entre los machos como la búsqueda de alimento intervinieron en el alargamiento del cuello, pero de diferentes maneras. Los okapis [pariente más cercano] también pelean con su cuello corto, pero no tan ferozmente como las jirafas”, explica el especialista.
Eventualmente, estos antepasados se diseminaron hacia los pastizales en la sabana. Esto provocó que, como pensaba Darwin, buscaran comida en las alturas. Con la herencia de sus parientes chinos, las vértebras de estos animales ya estaban lo suficientemente fortalecidas como para seguir elevándose. «Finalmente,» concluye Wang, «se convirtió en la jirafa que es hoy y alcanzó las hojas más altas«.
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