Por qué los gatos tienen la lengua áspera y rasposa

Seguro lo has notado, pero en caso de que no, los gatos tienen una lengua áspera y rasposa. ¿Sabes por qué? Estas son las razones.

Hay muchas razones por las que los gatitos llaman nuestra atención. Algunas tienen que ver con su conducta y otras con peculiaridades de su cuerpo. Sobre estas últimas, hemos visto una marcada curiosidad por saber por qué los gatos tienen la lengua tan áspera y rasposa. Como cabe pensar, los científicos se hicieron dicha pregunta desde hace mucho, y encontraron que los felinos domésticos no serían los mismos sin este rasgo tan distintivo de su especie. Te contamos lo que sabemos.

¿Por qué es importante la lengua?

En general, la lengua es un órgano importante, mas en el caso de los gatos, su relevancia adquiere otras dimensiones.

Vayamos por partes. En primer lugar, la lengua cuenta con las papilas gustativas, las cuales, a su vez, proveen la sensación del gusto. Independientemente de esto, el órgano en cuestión sirve para mover el alimento y, en nuestro caso, es esencial para al acto del habla.

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Si nos limitamos a los gatos veremos que, además del papel que tiene la lengua para comer y beber, esta también es fundamental para su aseo.

¿Por qué los gatos tienen la lengua áspera y áspera?

Pues sí, hay una buena razón para que la lengua de los gatos sea así. Sus papilas tienen esa forma de espinas orientadas hacia atrás. Estas les sirven para arrancar la carne de los huesos, cosa que permite extraer la máxima nutrición de sus presas de la manera más rápida y eficaz.

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Fuera de lo anterior, que podría parecer suficiente, la razón principal es que la lengua les sirve a los gatos para lamerse y cepillarse el pelo, dos pasos que en conjunto son clave para desenredar esos filamentos y quitar la suciedad a su paso.

Y, según Cats Protection, una organización benéfica del Reino Unido dedicada a rescatar y reubicar gatos callejeros, para estos animales, desde antaño, fueron muy necesarias las habilidades que logran hacer realidad con su lengua, pues, al no ser una especie particularmente social, los felinos domésticos no podían contar con sus iguales para cumplir estas tareas de higiene fundamentales.